Elecciones 2024
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Con la mira puesta en lo que puede suceder en las elecciones próximas de junio, la revista Nexos de mayo vuelve a lo sucedido en 2018 para documentar lo que es un secreto a voces: que Peña Nieto intervino en la elección a favor de López Obrador.

La intervención tuvo tres lados.

1. La invención de un delito que detuvo el paso electoral de Ricardo Anaya, quien no hubiera podido ganar la elección, pero no la hubiera perdido por tanto margen.

2. La movilización del voto priista hacia la candidatura de López Obrador.

3.La aceptación de la maniobra que le permitió a López Obrador quedarse con 62 por ciento de los escaños de la Cámara de Diputados teniendo solo 47 por ciento de los votos.

En el número de mayo de Nexos, Jorge G. Castañeda desarrolla los dos primeros puntos: “La oposición ganó… con una buena ayudada del gobierno”( https://bit.ly/3ugU3BB).

El efecto paralizante en la intención de voto producido por el delito que le inventaron a Anaya fue documentado por Jorge Buendía y Javier Márquez en un artículo publicado en la misma revista Nexos: “Por qué el tsunami” (ver artículo).

“De acuerdo con sus cálculos”, dice Castañeda, “en febrero de 2018 Anaya estaba a ocho puntos de distancia de López Obrador. Para marzo, luego del mes de la ofensiva del gobierno, la brecha se había ensanchado hasta 18 por ciento. Nunca se redujo”.

“Entre finales de diciembre de 2017 y mediados de febrero de 2018”, sigue Castañeda, “Anaya se acercó a menos de diez puntos. El ataque del gobierno le tumbó entre cinco y diez puntos de intención de voto a un Anaya estable, entonces ligeramente arriba de 30 por ciento. Fue una caída de la que no se repuso”.

Terminada la elección, al cierre del gobierno de Peña Nieto, la misma Procuraduría declaró oficialmente que su acusación contra Anaya no tenía sustento. Cumplida la maniobra, terminó el delito.

Concluye Castañeda: “Muchos encuestadores serios creen que sin la decisión de Peña Nieto de inventarle un delito a Anaya, el candidato del Frente hubiera obtenido más que 30 por ciento del voto, y López Obrador alrededor de 45 por ciento, un margen considerable, pero muy inferior a 53 por ciento que obtuvo finalmente López Obrador frente a 23 por ciento que obtuvo Anaya”.