Los asesinos sometieron al párroco y posteriormente lo encajuelaron en el automóvil del párroco para finalmente darse a la fuga
Aparentemente una discusión fue la que desencadenó el homicidio del sacerdote José Alfredo López Guillén.
Así lo afirmó el procurador de Justicia de Michoacán, José Martín Godoy Castro. De manera muy puntual aclaró que la investigación del homicidio no se hizo por secuestro, y de manera rotunda dijo que no se trató de un acto vinculado a la delincuencia organizada.
En rueda de prensa dijo que Vicente N. y Francisco N., amigos del clérigo, se encontraban en la casa parroquial conviviendo con el sacerdote, cuando en un momento dado tuvieron un altercado y entre ambos hombres sometieron al párroco, lo envolvieron en una cobija, y luego lo metieron en la cajuela del carro Jetta, propiedad de José Alfredo.
Acto seguido, Francisco y Vicente N. se llevaron de la casa parroquial algunos objetos y se dieron a la fuga en la camioneta tipo Tornado y en el Jetta blanco, para luego dar muerte a López Guillén en el predio conocido como El Guayabal, esto mientras se dirigían al municipio de Zináparo.
Godoy Castro afirmó que, según los resultados de las investigaciones, hasta ahora los presuntos imputados continuaron su camino y en Villa Jiménez la camioneta Tornado sufrió una ponchadura de llantas, por lo que fue abandonada en un garaje en esa localidad, procediendo a viajar en el coche Jetta que luego volcó a la altura de la población de Santa Fe de la Laguna.
De acuerdo con declaraciones del Procurador, los dos presuntos responsables del homicidio del sacerdote fueron ya recluidos en el Centro de Readaptación Social de Zamora.
De manera extraoficial se supo que ambos hombres eran elementos del Ejército Nacional y se encontraban de descanso el día que el párroco fue secuestrado.
Con información de Quadratín