Al regresar de la misión, el soldado decidiría si tramitaba su baja o pedía trabajar en el consultorio militar, señaló su esposa
El ataque realizado por criminales el pasado viernes 30 de septiembre contra elementos del Ejército en Culiacán, Sinaloa, dejó como saldo cinco soldados muertos y 10 más heridos de gravedad.
El convoy fue atacado con armas largas y cortas, así como con granadas, con lo que no solo cambió la vida de los soldados sino también la de sus familiares.
La esposa de Cristian, soldado que le salvó la vida a Julio Óscar Ortiz, alias ‘El Kevin’, antes de que el convoy militar fuera atacado por integrantes del crimen organizado, dijo que él siempre fue “solidario”.
“Era de un carácter muy fuerte y aunque por dentro él hubiera dicho: ¿por qué lo tengo que ayudar?, siempre hubiera ayudado, aunque supiera que eso iba a pasar (la emboscada), él lo hubiera ayudado”, señaló la mujer quien pidió quedar en el anonimato.
Detalló que la última vez que hablaron fue el pasado 24 de septiembre y explicó que por motivos de seguridad, nunca le decía donde estaría, por lo que se despidió con un: “Te amo, cuida a mis princesas, la quincena ya está depositada”.
Agregó que a sus dos hijas, de 3 y 6 años, respectivamente, no había que explicarles más, que su padre siempre les decía: “Papá va a cazar dinosaurios”.
La esposa del soldado indicó que pasadas las 09:00 h de ese viernes recibió una llamada, en la que le informaron que “su esposo resultó herido”, por lo que viajó hasta Culiacán con la esperanza de encontrar vivo a su marido.
“Iba con la esperanza de que fuera uno de los heridos, como estuviera, en partes, pero que estuviera vivo. Después me dijeron que había que ir a la morgue, llegué y de los cuerpos que estaban ahí, lo primero que identifiqué fueron sus pies, estaba enamorada de sus pies, eran feos, pero así los quería”, señaló.
La mujer de 25 años dijo sentirse orgullosa de su esposo “por realizar su sueño que tanto anheló desde chiquito, a pesar de todos los obstáculos que le puso la vida, luchó por su sueño y se metió aquí (al Ejército)”.
Cristian era originario de Mazatlán y tenía más de cinco años de estar en el Ejército. “Nosotros sufrimos de muchas carencias, cuando tuvimos a la primera niña decidió entrar al Ejército para darnos una mejor vida”, explicó la esposa.
Al regresar de la misión, el soldado decidiría si tramitaba su baja o pedía trabajar en el consultorio militar de planta, pues, según su esposa, su espíritu de ayuda era innegable.
Con información de Milenio