Al término de la última misa ofrecida, el pontífice agradeció a todos por la visita pastoral, y señaló que México es un pueblo de esperanza
En el término de la última ceremonia eucarística que ofreció el papa Francisco en nuestro país, en su último día de actividades donde estuvo por Ciudad Juárez, Chihuahua, el pontífice emitió un último mensaje a los asistentes en “El Punto”, la zona fronteriza donde se llevó la última reunión.
El papa inició con un mensaje de agradecimiento.
“Agradezco a todas las autoridades federales y locales por su contribución del buen desarrollo de este propósito. A su vez, quiero agradecer de todo corazón a quienes han colaborado en esta visita pastoral. A tantos servidores anónimos, que, tras el silencio, han dado lo mejor de sí e hicieron que esto fuera una fiesta de familia. Gracias”, señaló.
También calificó como “cálida” la recepción que tuvo durante los cinco días que estuvo el papa en nuesto país.
“Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana. Gracias por haberme abierto las puertas de sus vidas, de su nación.”
Aprovechó el pontífice para citar al premio nobel mexicano Octavio Paz, dice en “hermandad”:
Soy hombre: duro poco
Y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
Las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
También soy escritura
Y en este mismo instante
Alguien me deletrea.
El papa, luego de citar este texto de Paz, señaló: “me atrevo a sugerir que aquello que nos deletrea y muestra el camino es Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de las más pobres y necesitadas de México. Una noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar en este pueblo a muchas luces que pueden constatar esperanza. Lo veo en sus testimonios en sus rostros. Que la luz de Dios sigue caminando en esta tierra”, indicó.
Volvió a hacer un recordatorio sobre los niños de nuestro país, a los cuales denominó “el futuro de México”.
“Muchos hombres y mujeres a lo largo de las calles, cuando pasaba, levantaban sus hijos, me los mostraban. (Ellos) Son el futuro de México, cuidémoslos, amémoslos. Esos chicos son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer”, indicó.
Además, hizo una confesión. “Les aseguro que por ahí, en algún momento, sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido”.
En la parte final de su mensaje, pidió a los mexicanos recordar a María, la cual, a través de la advocación en la Virgen de Guadalupe, busquemos ser “misioneros y testigos de misericordia y reconciliación”
“Que María siga visitándolos, siga caminando por estas tierras. México no se entiende sin ella. Que siga ayudándolos a ser misioneros y testigos de misericordia y reconciliación”, indicó.
Al terminar, agradeció por la “tan cálida hospitalidad mexicana”. Luego de su mensaje, terminó la despedida con una oración, y después la bendición.
“Pueden ir en paz y, por favor, les pido, que no se olviden de rezar por mí”, concluyó.
Redacción