Las prioridades de México como miembro electo del Consejo de Seguridad, por Juan Ramón de la Fuente y Pablo Arrocha

Por el Embajador Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante Naciones Unidas, y Pablo Arrocha Olabuenaga.

Las prioridades de México como miembro electo del Consejo de Seguridad para 2021-2022.

Texto publicado originalmente en Just Security

El mes pasado, la Asamblea General de la ONU eligió a cinco nuevos miembros para formar parte del Consejo de Seguridad para el bienio 2021-2022: India, Irlanda, Kenia, Noruega y México.

La elección tuvo lugar en circunstancias desafiantes de la pandemia de coronavirus de conformidad con la decisión 74/755 de la Asamblea General, del 29 de mayo de 2020, titulada “Procedimiento para celebrar elecciones por votación secreta sin una reunión plenaria durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19)“, y siguiendo el procedimiento indicado por el presidente de la Asamblea General en su carta del 15 de junio de 2020.

Si bien México fue respaldado por el Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC), y su candidatura fue, por lo tanto, indiscutible, hubo tres elementos que hicieron de esta una elección histórica.

Primero, de todos los candidatos de los grupos regionales, México obtuvo el mayor número de votos a favor (México: 187; India: 184; Noruega; 130; Kenia (en segunda vuelta): 129; Irlanda: 128). Los resultados oficiales se pueden encontrar aquí y aquí .

Es importante destacar a este respecto que la candidatura de India también fue indiscutible.

Esperamos que este resultado atestigüe el respeto que los Estados tienen hacia la diplomacia multilateral de México.

La reciente adopción por la Asamblea General de la ONU de la resolución 74/274 sobre cooperación internacional para garantizar el acceso global a medicamentos, vacunas y equipos médicos para enfrentar COVID-19 (como discutimos anteriormente en Just Security), que fue redactado por México y respaldado por 179 Estados miembros, es otro buen ejemplo de su seriedad y compromiso para cumplir.

En segundo lugar, de las cinco veces en su historia que México ha sido elegido para el Consejo de Seguridad (1946; 1980-1981; 2002-2003; 2009-2010; y 2021-2022), este fue el registro más alto de votos a favor.

Tercero, México fue el único Estado elegido para dos órganos principales de la ONU el mismo día: el Consejo de Seguridad y el Consejo Social y Económico.

Sin embargo, estos logros solo han preparado el escenario para el verdadero trabajo que se debe hacer con respecto a la paz y la seguridad internacionales desde el principal cuerpo político de la Organización.

En este sentido, deseamos resaltar algunos de los principios rectores generales que México seguirá en su próximo mandato del Consejo de Seguridad, así como algunas de las prioridades que se perseguirán.

Principios rectores de México

El punto de partida para la participación de México en el Consejo de Seguridad son los principios de política exterior establecidos en el Artículo 89 de la Constitución mexicana: autodeterminación de los pueblos; no intervención; solución pacífica de disputas; eliminación de la amenaza o uso de la fuerza en las relaciones internacionales; igualdad jurídica de los Estados; cooperación internacional para el desarrollo; respeto, protección y promoción de los derechos humanos, y; lucha por la paz y la seguridad internacionales.

Estos principios están en completa armonía con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. Como consecuencia, México continuará actuando en plena adhesión a su derecho constitucional e internacional, en particular la Carta de las Naciones Unidas. También promoverá esquemas de cooperación y diálogo para prevenir conflictos y lograr una paz sostenible.

Como lo mencionó expresamente el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa matutina del 18 de junio, México también se guiará por tres pautas generales.

Primero, para cumplir con los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluida la libertad de expresión, la libertad religiosa, el derecho a vivir sin miedo y la libertad.

En segundo lugar, promover la cooperación para el desarrollo sostenible, incluida la protección del medio ambiente, con el fin de obtener el apoyo de los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales a los países en desarrollo en su lucha contra el hambre, las pandemias, el racismo, el clasismo, el sexismo, la xenofobia y discriminación en todas sus formas. Esto también incluiría invertir en programas de desarrollo regional para que las personas no se vean obligadas a migrar por falta de oportunidades o violencia.

Tercero, para garantizar que la fuerza no se utilice en ningún conflicto e impedir que el poder hegemónico de los Estados se imponga a otros.

Las principales prioridades de México

Sin lugar a dudas, México seguirá con especial interés aquellos temas que son relevantes para la paz y la seguridad internacional en su hemisferio, como Haití, Colombia o Venezuela.

Sin embargo, en lugar de centrarse en temas específicos de la agenda, México buscará prioridades transversales clave en todos los temas abordados por el Consejo de Seguridad. Estos son los siguientes.

• Solución pacífica de disputas y mediación. 

Recientemente, el Consejo de Seguridad se ha convertido más en un administrador de conflictos. Por esta razón, es importante reforzar su papel preventivo utilizando los mecanismos para la solución pacífica de disputas establecidas en el Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas, que incluyen la mediación y la conciliación. Esto va de la mano con el desarrollo de un sistema eficaz de alerta temprana y el despliegue de la diplomacia preventiva, con la participación de organizaciones regionales.

• Respeto al estado de derecho. 

Las decisiones del Consejo de Seguridad son vinculantes para todos los Estados miembros de la ONU. Esto hace que sea éticamente imperativo que el Consejo ancle adecuadamente sus decisiones en el derecho internacional, en plena adhesión a la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional humanitario (DIH) y el derecho internacional de los derechos humanos.

El Consejo también debe renovar su compromiso contra la impunidad por las atrocidades masivas a través de acciones efectivas. Y debe fortalecer el estado de derecho a través de los mandatos apropiados para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz y la Misión Política Especial, con énfasis en el desarrollo de las capacidades nacionales.

• Protección de grupos vulnerables. 

Es necesario fortalecer los mandatos del Consejo de Seguridad con respecto a la protección de los civiles en los conflictos armados de conformidad con el DIH y las leyes de derechos humanos, en particular para los grupos vulnerables como los niños y las personas con discapacidad.

Esto también requiere la protección total del personal médico y humanitario para garantizar el acceso seguro, eficiente y sin trabas de la asistencia humanitaria. En este sentido, es necesario revisar las sanciones y otras medidas adoptadas por el Consejo y por las autoridades nacionales en cumplimiento de las medidas que obstaculizan la financiación de los actores humanitarios, especialmente en los casos en que las organizaciones terroristas y los grupos armados ejercen un control efectivo del acceso humanitario.

• Promoción de una agenda con perspectiva de género. 

Las mujeres deben desempeñar un papel de liderazgo en las decisiones del Consejo de Seguridad, incluida la planificación y el diseño de los mandatos de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas y las Misiones Políticas Especiales.

El Consejo de Seguridad también puede hacer mucho más para promover y garantizar el empoderamiento de las mujeres a nivel local, nacional, regional e internacional.

Las mujeres son clave en todos los aspectos de la sociedad y pueden desempeñar un papel definitivo en la prevención de conflictos y en la construcción de una paz sostenida.

Todos los aspectos de la agenda internacional de paz y seguridad, desde el terrorismo hasta el desarme, se pueden beneficiar enormemente desde una perspectiva de género para empoderar a las mujeres y las niñas.

• Prevención y lucha contra el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras. 

Históricamente, México siempre ha estado comprometido con la agenda de desarme y control de armas de la ONU.

Sus esfuerzos hacia un mundo libre de armas de destrucción masiva continuarán, especialmente con el objetivo de proteger a los civiles de las armas explosivas.

Esto debe complementarse con la necesidad de abordar las dramáticas consecuencias del tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras.

Los embargos de armas son un componente importante de las sanciones del Consejo de Seguridad y, por lo tanto, es imperativo fortalecer las medidas a todos los niveles para el control de las transferencias de armas, incluidas las municiones, para evitar su desvío a usuarios finales no autorizados.

México ya ha demostrado su compromiso como parte responsable del Tratado sobre el Comercio de Armas, y continuará haciéndolo en el Consejo de Seguridad.

Los mandatos de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas también deben fortalecerse para contribuir al desarme, incluido el desminado y la reintegración.

• Mejora de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad.

Esta es un área en la que los miembros elegidos (E10) pueden desempeñar un papel clave para mejorar la transparencia y la responsabilidad del Consejo de Seguridad.

Una forma de lograrlo es exigiendo una distribución equilibrada entre el E10 y los cinco miembros permanentes (P5) de las funciones y tareas del Consejo.

Si bien los P5 son los principales titulares de las decisiones del Consejo, los E10 generalmente tienen la tarea de presidir los órganos subsidiarios, un papel que es muy exigente y abrumador para muchas delegaciones que terminan siendo dejadas de lado con muchas negociaciones sustantivas.

Además, existe una gran necesidad de fortalecer la relación entre el Consejo de Seguridad con todos los órganos de las Naciones Unidas, especialmente la Asamblea General, y su Comisión de Construcción de la Paz, lo que a su vez fomentaría la inclusión, rendición de cuentas y aportaría más legitimidad a las decisiones del Consejo de Seguridad.

La participación de la sociedad civil es clave en este sentido. También es necesario abordar la opacidad con la que el Consejo de Seguridad ha estado manejando situaciones en las que los Estados han invocado su derecho inherente a la legítima defensa de conformidad con el art. 51 de la Carta de la ONU.

Finalmente, México continuará promoviendo con Francia su iniciativa conjunta para la restricción del veto por parte del P5 en casos de atrocidades masivas, como crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio, que hasta la fecha ha sido respaldada por 105 Estados miembros de la ONU.

En conclusión, hay mucho que decir y aún más por hacer, para un Consejo de Seguridad más transparente, efectivo y eficiente que pueda cumplir adecuadamente con las responsabilidades que le confía la Carta de las Naciones Unidas y cumplir con sus expectativas.

La falta de acción asertiva en los momentos en que más se ha necesitado ha sido muy preocupante, un caso es la actual pandemia de COVID-19.

Sin embargo, es responsabilidad de todos los Estados miembros de la ONU, tanto dentro como fuera del Consejo, asegurarse de que el Consejo de Seguridad responda adecuadamente a las demandas de la comunidad internacional.

México se compromete a llevar lo mejor de su diplomacia multilateral a la famosa mesa de herradura durante los próximos dos años y a desempeñar su papel en la consolidación del Consejo de Seguridad que el mundo necesita después de 75 años de existencia de las Naciones Unidas, junto con sus esfuerzos en todos los órganos de la ONU, como la Asamblea General y el Consejo Económico y Social, según lo dicte su tradición como orgulloso miembro fundador de la Organización.