Más de 400 personas se reencontraron con sus familias a los que no veían desde hace más de seis décadas
Los miembros de 96 familias se dieron cita en un salón del complejo turístico de Kumgang, al sureste de Corea del Norte, donde comenzó la primera de las dos rondas del vigésimo encuentro de familias divididas desde 1985, producto del reciente acuerdo entre los Gobiernos de las dos Coreas para poner fin a un intenso episodio de tensión y mejorar las relaciones bilaterales.
Entre lágrimas, abrazos y antiguas fotografías, 389 surcoreanos y 141 norcoreanos se reencontraron con sus parientes del otro lado a los que no veían desde hace más de seis décadas.
A medida que los ancianos tomaban contacto con sus familiares, a los que no habían vuelto a ver desde la Guerra de Corea (1950-53), las lágrimas comenzaron a aflorar. Tras los primeros minutos de efusivos abrazos, sollozos y otras emociones no contenidas, los familiares comenzaron a hablar y a intercambiar fotografías y regalos.
La Guerra de Corea, una de las más sangrientas de la historia con unos 3 millones de muertos según cálculos, dejó a cientos de miles de coreanos separados de sus familias por el paralelo 38, una inexpugnable frontera que cortó toda la comunicación posible entre ciudadanos de uno y otro país.
El primer gran conflicto bélico de la Guerra Fría no solo dividió a hermanos, padres e hijos sino también a jóvenes recién casados que, por diversas circunstancias, se vieron obligados a despedirse con la ingenua idea de volverse a ver tan pronto como cesaran las hostilidades.
Las 96 familias reunidas tendrán que conformarse con compartir algunos recuerdos y darse los últimos abrazos hasta el jueves, día en que tendrán que despedirse probablemente para siempre.
Los encuentros continuarán el sábado con una segunda ronda en la que otras 90 familias divididas se reagruparán durante tres días hasta el lunes.
Casi 19 mil coreanos de ambos países han participado desde 1985, hasta ahora en estas reuniones pero la mayoría de aspirantes, que suman centenares de miles, no han podido ver cumplido su sueño.
Los gobiernos de ambas Coreas solo convocan estos eventos en épocas de distensión, por lo que muchos ancianos mueren cada año esperando en vano la preciada oportunidad de ver a sus seres queridos del otro lado de la frontera.
Con información de EFE