Lasso también llega al segundo año en medio de un escándalo sobre una supuesta trama de corrupción en empresas públicas donde aparecía su cuñado
El segundo aniversario del conservador Guillermo Lasso en el poder encuentra al gobernante como un actor de segundo plano en la vida política de un Ecuador inmerso en la búsqueda de su sucesor, luego de que disolviera el Parlamento acogiéndose a la llamada “muerte cruzada”, que contempla la realización de elecciones generales anticipadas.
Con un mensaje a la nación en el sur de Quito por la imposibilidad de ofrecerlo ante el Parlamento, Lasso cumple este miércoles dos años en el cargo para el que fue designado hasta mayo de 2025, pero que se ha truncado al invocar la “muerte cruzada” por “grave crisis política y conmoción interna”.
Tras varias amenazas de aplicarla durante distintos pulsos políticos y sociales, Lasso finalmente adoptó la medida la semana pasada en medio de un juicio político de censura abierto en su contra por la oposición por un presunto peculado, que él niega.
En 2022, Lasso ya sorteó una moción de censura en medio de protestas lideradas por el movimiento indígena, que paralizaron al país durante 18 días, y que dejaron un saldo de 7 fallecidos.
Combate al narcotráfico
Para el analista político César Ulloa, en sus dos años de Gobierno, Lasso demostró “respeto a los derechos civiles y políticos”, fue “bastante respetuoso” con la libertad de prensa y “le puso énfasis al combate a la desnutrición crónica infantil”.
Asimismo, destacó la “relación armoniosa” con los multinacionales y la firma de tratados de Comercio, como aquellos con China y Costa Rica; una “relación saludable” con la Unión Europea, y un afianzamiento de la relación con EE.UU., pero su acción más fuerte fue el exitoso proceso de vacunación contra la covid-19.
El Gobierno destaca las constantes labores que han derivado en la incautación de grandes cantidades de droga, y señala que ataques recibidos a unidades policiales y la creciente violencia en el país son una respuesta del crimen organizado a su lucha contra el narcotráfico.
Tensión política
En sus dos años de Gobierno, Lasso no logró establecer un acuerdo inter-partidario: “Hubo falta de visión, de tacto, de conocimiento político, no se rodeó de un equipo potente”, dijo Ulloa a EFE al señalar que Lasso “carece de carisma en el sector público”.
Opinó que el gobernante tomó “decisiones muy tardías” en algunos aspectos -como la oxigenación de su Gabinete- y no sintonizó con la ciudadanía, que le exigía mejoras urgentes en temas económicos, de salud y de seguridad, principalmente.
Al hecho de que Lasso recibió un país en crisis económica, a que afrontó una crisis carcelaria (que dejó decenas de reos fallecidos), y a los niveles de inseguridad en aumento, Ulloa suma los bloqueos que Lasso debió afrontar en un Parlamento de mayoría opositora, y su dificultad para forjar un pacto social amplio con la sociedad civil.
Ahora, Lasso gobernará -posiblemente hasta inicios de noviembre- con decretos-ley que, en materia económica, deben ser aprobados por la Corte Constitucional, a la que ya remitió una reforma tributaria.
Matrimonio muy corto
Lasso, quien desarrolló su actividad económica privada en la banca, buscó la Presidencia durante una década, hasta que finalmente ganó las elecciones, pero ahora sale “muy desgastado” en lo que se convirtió en una “relación de enamoramiento larga, pero un matrimonio muy corto”, con el país, ejemplificó Ulloa.
Hubo “mucho ruido y pocas nueces; mucho encantamiento y poca práctica. Puede ser un extraordinario empresario, un extraordinario banquero, pero otra cosa es el Estado”, insistió.
Lasso también llega al segundo año en medio de un escándalo sobre una supuesta trama de corrupción en empresas públicas donde aparecía su cuñado, el empresario Danilo Carrera.
Ulloa considera que Lasso llega “en un segundo plano” a lo que iba a ser la mitad de su período, pues el andamiaje político del país ya está embarcado en las elecciones anticipadas para conformar el Ejecutivo y Legislativo, que completarán el período hasta 2025.
Mañana vence el plazo para que se convoque a elecciones en un proceso que pondrá a prueba la capacidad de estructura de los grupos políticos, que buscan, contrarreloj, postulantes y alianzas, y que hasta el momento han puesto en el tablero electoral a por lo menos cinco precandidatos presidenciales.
Con información EFE