Por la desigualdad en el crecimiento de los ingresos de los habitantes de Kenia, el crimen y delincuencia son comunes en el país
Hoy llegó el papa Francisco a Kenia, un país africano que sobresale de todos los demás debido al crecimiento de los ingresos de sus habitantes, pero que a la vez tiene un grave problema de seguridad.
“Perdí mucha gente por el crimen” dice George Kiru, un habitante de la capital de Kenia, Nairobi. Este fenómeno se debe en gran medida a la desigualdad en el crecimiento de los ingresos.
“Personalmente he dicho siempre no al crimen. Nunca termina bien si escoges volverte criminal. Al final, eres asesinado”, agregó Kiru quien trabaja vendiendo artículos de segunda mano y de chofer de transporte público ocasional.
El problema especialmente se encuentra en los barrios que rodean a Nairobi como las localidades de Korogocho Mathare, Mukuru kwa Njenga, Kibera, entre otras.
En estos lugares se puede observar una gran cantidad de jóvenes, quienes las posibilidades de que tengan empleo es muy bajo y el crimen es muy alto. Además que los servicios públicos son precarios.
Los residentes acusan a la corrupción y a los policías de la violencia e inestabilidad en dichas localidades, donde se presentan casos de prostitución, asesinatos y robos.
“Necesitamos ser fuertes o la situación puede salirse de control. Cada semana hay una balacera, robo o asesinato. Cada tercer día algún criminal comete un delito grave”, narran los habitantes.
No solo los habitantes se encuentran indefensos, pues también cuatro policías han sido asesinados por criminales durante balaceras en los distintos barrios.
Con información de AFP