Elecciones 2024
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La maratón electoral latinoamericana
Foto de O Globo

La región latinoamericana posiblemente vivirá en un corto lapso cambios políticos debido a las elecciones presidenciales que se avecinan, escribe el director regional de Idea Internacional para América Latina y el Caribe, Daniel Zovatto.

América latina está a punto de iniciar una de sus maratones electorales más importantes de las últimas décadas. Entre noviembre de 2017 y diciembre de 2018, la región celebrará ocho elecciones presidenciales (en Chile, Honduras, Costa Rica, Paraguay, Colombia, México, Brasil y, eventualmente, Venezuela).

Si a estos procesos les sumamos los seis que se desarrollarán en 2019 (Bolivia, Argentina, Uruguay, El Salvador, Panamá y Guatemala), serán 14 los países latinoamericanos que en un plazo de dos años tendrán comicios presidenciales.

Estas elecciones se desarrollarán en un contexto económico de bajo crecimiento. Según estimaciones del FMI: 1.7 por ciento para 2017 y 1.9 por ciento para 2018. Proyecciones que presentan una doble lectura.

La buena noticia es que todo parece indicar que la región dejará atrás dos años seguidos de crecimiento negativo. La mala es que estas bajas tasas de crecimiento ponen en riesgo las importantes conquistas sociales logradas durante la pasada década en materia de empleo, disminución de los niveles de desigualdad y reducción de la pobreza.

La maratón electoral latinoamericana - sebastian-piñera
Sebastián Piñera. Foto de archivo

Tendencias

Desde una perspectiva regional comparada, los procesos electorales que se desarrollarán presentan las siguientes tendencias:

1. Buena parte de estas elecciones se caracterizan por un alto grado de incertidumbre.

2. Debido al bajo nivel de popularidad de muchos de los actuales gobernantes, es probable una tendencia marcada en favor de la alternancia, salvo Honduras (y quizá también Paraguay).

3. La reelección inmediata solo se presenta en el caso de Honduras y tal vez en Venezuela. Sí veremos casos de ex mandatarios, como Sebastián Piñera en Chile y Lula Da Silva en Brasil (sujeto a lo que determine la Justicia) que buscarán volver vía la reelección alterna. Las caras conocidas se combinarán con figuras nuevas, en algunos casos bajo la modalidad de candidaturas independientes, sobre todo en Brasil, Colombia y México.

4. Si bien parecen imponerse en las preferencias los candidatos pro mercado, hay un gran signo de interrogación acerca de qué sucederá en Brasil y México.

5. En el mejor de los casos el bloque de países miembro del Alba se mantendrá en el actual nivel, pero no se vislumbra un crecimiento. La elección venezolana de 2018 y la boliviana de 2019 serán claves para medir la fortaleza del socialismo del siglo 21.

6. Chile, Costa Rica, Colombia y Brasil tienen regulada la segunda vuelta. Es probable que sea necesario recurrir a un balotaje para definir al presidente, con la posibilidad de una reversión del resultado.

7. La alta fragmentación de los partidos políticos y la irrupción de un mayor número de candidaturas independientes puede provocar que el presidente electo no cuente con mayoría propia en el Congreso, lo que anticipa una gobernabilidad compleja.

8. Los graves escándalos de corrupción, potenciados por Lava Jato y Odebrecht, y vinculados con la cuestión del financiamiento político, junto con la inseguridad ciudadana, serán temas muy presentes en las campañas electorales.

9. Existe preocupación por el nivel de participación electoral, sobre todo en Chile (a causa del cambio del sistema de votación) y en Colombia (el país con mayor nivel de abstención de la región).

10. Como efecto del final abrupto de la presidencia de Dilma Rousseff y de la conclusión del período de gobierno de Michelle Bachelet en Chile, existe la posibilidad de que, por primera vez en muchos años, no haya ninguna mandataria mujer en América latina a partir de abril de 2018.

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Un manifestante sostiene un cartel durante una marcha para protestar contra la enmienda que podría modificar la Constitución en Asunción, Paraguay. Foto de AP

En resumen

El resultado de esta maratón electoral será determinante para definir las características del cambio político que vivirá la región en los próximos años; proceso de cambio que tendrá un fuerte impacto no solo en el interior de los países sino también en relación con el proceso de integración regional.

No está claro aún la fuerza que el populismo tendrá en estas elecciones latinoamericanas. Lo que sí parece estar claro es que las clases medias jugarán un papel clave.

La tensión entre la nueva agenda de esta clase media (cargada de ilusiones, demandas y expectativas) y el sentimiento de frustración y temor a perder lo alcanzado o a no poder seguir consumiendo y progresando al mismo ritmo de los últimos años, aunado a la insatisfacción por la baja calidad de los servicios públicos, la inseguridad ciudadana y los graves escándalos de corrupción, están produciendo un estado de malestar generalizado y una falta de confianza hacia las elites (políticas, empresariales y sindicales) que sin dudas tendrán un fuerte impacto en los resultados de estas elecciones.

Como escribe Moisés Naím acerca de la clase media (a la que califica como el “huracán político” que está cambiando el mundo), si bien las consecuencias políticas de su comportamiento electoral son imprevisibles, lo que sí está claro es que el rechazo al “más de lo mismo” hace inevitable la irrupción de procesos de reacomodamiento político hasta hace poco inimaginables.

Brexit, Trump y Macron son tres ejemplos de este fenómeno a nivel global. Todo indica que en los futuros ciclos electorales de la región habrá reacomodamientos políticos de similar intensidad.

Por Daniel Zovatto, Director Regional de Idea Internacional para América Latina y el Caribe