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La democracia atraviesa un momento crítico en el mundo, alerta Daniel Zovatto
Foto de Element5 Digital para Unsplash

El internacionalista Daniel Zovatto manifestó que en el mundo la democracia atraviesa un momento crítico, de acuerdo con el ‘Informe que sobre el estado global de la democracia‘ elaborado por Idea Internacional.

En un texto publicado en la revista Voz y Voto, el especialista señaló que en el caso de América Latina el panorama es preocupante, pues el crecimiento económico es decepcionante, el contexto social es complejo y crispado, la pobreza ha vuelto a crecer y la reducción de la desigualdad se estancó.

Aquí el texto íntegro publicado por el doctor Daniel Zovatto:

La democracia continúa expandiéndose en el mundo pero su calidad está declinando aceleradamente. Pese a las múltiples amenazas que la acechan, sigue siendo resiliente y demostrando que, en general, ofrece mejores condiciones para el desarrollo sostenible que los regímenes autoritarios y los híbridos. Estos son los tres mensajes principales que surgen del Informe que sobre el estado global de la democracia elaboramos en Idea Internacional y acabamos de publicar (Global State of Democracy, 2019, www.idea.int).

La democracia atraviesa un momento crítico. El surgimiento de líderes autoritarios, el auge del populismo y de fuerzas extremistas en varias regiones del globo ha dado lugar a un intenso debate sobre el estado de la salud de la democracia. En tres décadas pasamos del optimismo exultante de Francis Fukuyama (El fin de la historia y el último hombre) a una sucesión de libros que nos alertan del peligroso proceso de estancamiento, erosión e incluso de regresión democrática que recorre el mundo (entre otros: How democracies die, de Steven Levtistky y Daniel Ziblatt; y III winds, de Larry Diamond).

¿Qué tan seria es la crisis? ¿Qué tan graves son las amenzas que enfrenta la democracia? ¿Qué debemos hacer para revertir sus debilidades y potenciar sus fortalezas? ¿Qué dice nuestro Informe acerca del estado global de la democracia? Como en la novela de Charles Dickens, Historia de Dos Ciudades, la democracia vive su mejor momento pero también uno de los más difíciles. Hay razones para preocuparse, pero igualmente para ocuparse y ser optimistas. La conclusión del Informe es doble: por un lado, afirma que nunca antes el mundo había sido tan democrático como en nuestros días ya que 3 de cada 5 personas a nivel mundial y 9 de cada 10 a nivel latinoamericano viven hoy en una democracia. Pero, por el otro, constata que la calidad de la democracia se está deteriorando de manera rápida en numerosos países del mundo, especialmente durante la última década, y que el número de regímenes híbridos aumenta año tras año.

Esta erosión democrática ocurre tanto en viejas como en nuevas democracias. Lo que es más preocupante aún es que esta erosión coincide con el ascenso electoral de políticos populistas que. una vez en el poder, vía reformas legislativas y constitucionales, deterioran desde dentro los pilares de la democracia representativa y la división de poderes, debilitan el Estado de derecho y restringen los espacios de la sociedad civil y los derechos humanos.

Y, como no podía faltar, el Informe aborda en uno de sus apartados la importancia creciente que vienen adquiriendo las nuevas tecnologías, entre ellas las tic y las redes sociales, las cuales están produciendo una profunda transformación del panorama democrático mundial pero advirtiendo, al mismo tiempo. que si bien estas tecnologías proporcionan un potencial sin precedente para fortalecer y profundizar la democracia, su mal uso puede generar nuevos desafíos y graves riesgos para la calidad de ésta.

Resumiendo: el Informe presenta un cuadro balanceado acerca del estado global de la democracia. Por un lado, constata el importante nivel de apoyo ciudadano y de resiliencia que aún conserva la democracia. Pero, por el otro, advierte que si bien no estamos frente a una contra ola democrática, la situación es muy preocupante ya que la mayoría de los ataques que afectan a la democracia no son externos sino internos. Nunca antes, en las últimas cuatro décadas, el futuro de la democracia se vio tan amenazado como en nuestros días, siendo la reducción del espacio para la acción cívica, los intentos por debilitar los frenos y contrapesos democráticos, los altos niveles de desigualdad y los ataques a los derechos humanos, los cuatro mayores riesgos que enfrenta actualmente a nivel mundial.

¿Cuál es la situación de la democracia en América Latina cuando se cumplen cuatro décadas del inicio de la Tercera Ola Democrática?

A fines de 2019 el cuadro regional es preocupante. El crecimiento económico es decepcionante (0.2% promedio regional según fmi); el contexto social es complejo y crispado con estallidos sociales en varios países (Haití, Honduras, Ecuador, Colombia, Chile); la pobreza ha vuelto a crecer ubicándose en el 30.8% (cepal, 2019) y la reducción de la desigualdad se estancó. Existe, asimismo, un profundo malestar con la política y desconfianza en las élites tradicionales y, como consecuencia de todo ello, la gobernabilidad se ha vuelto crecientemente compleja.

A todo lo anterior debemos sumar la existencia de una ola creciente de demandas y expectativas insatisfechas aunada a escándalos de corrupción y altos niveles de inseguridad, cuya letal combinación coloca a la política bajo sospecha, erosiona la legitimidad y credibilidad de sus principales instituciones y afecta la calidad de la democracia.

La investigación de idea presenta un análisis de doble entrada al abordar, simultáneamente, las tendencias positivas así como los principales desafíos de las democracias latinoamericanas. De este balance rescato 10 tendencias positivas e igual número de déficits y desafíos que afectan actualmente la calidad de la democracia en nuestra región:

Tendencias positivas
  1. América Latina es la región que ha logrado, durante las últimas cuatro décadas, los avances democráticos más significativos a nivel mundial. Cabe destacar que el ritmo de avance democrático tuvo diferentes velocidades: muy rápido entre 1978 y 1990, se ralentizó hasta mediados de la década del 2000 y, a partir de entonces, se estancó en todos los componentes salvo el de bienestar básico y el de participación electoral.
  2. Latinoamérica es la tercera región más democrática del mundo (86%), detrás de América del Norte (100%) y de Europa (93%);
  3. Algunas de las democracias latinoamericanas, como Uruguay y Costa Rica, están entre las mejores del mundo. En 2018, Uruguay fue el único país latinoamericano que logró las más altas calificaciones en los cinco atributos democráticos. Empero, a nivel regional, existe una gran heterogeneidad en materia de calidad de la democracia entre los países de la región. Es posible identificar 12 patrones diferentes de desempeño democrático. Cuba es el único país de la región que no ha hecho una transición a la democracia desde 1978 a la fecha y que, durante estos 40 años, se ha mantenido como un gobierno autoritario.
  4. De los cinco países del mundo con los mejores indicadores en materia de “gobierno representativo”, tres son latinoamericanos: Costa Rica, Chile y Uruguay. 5. La gran mayoría de las democracias de la región ha demostrado una notable resiliencia en décadas recientes: sólo el 27% de las democracias latinoamericanas sufrieron interrupción durante las últimas Cuatro.
  5. La gran mayoría de las democracias de la región ha demostrado una notable resiliencia en décadas recientes: sólo el 27% de las democracias latinoamericanas sufrieron interrupción durante las últimas cuatro.
  6. En la mayoría de los países latinoamericanos los sistemas electorales se fortalecieron. Seis de los países de América Latina se ubican en el 25% más alto del mundo en el indicador ‘elecciones limpias”: Uruguay, Costa Rica, Argentina, Chile, Panamá y Colombia.
  7. La región cuenta con los niveles (promedio regional) más altos del mundo en materia de participación electoral: 67% frente al 64% promedio mundial, aunque existe una gran diversidad entre los países de la región.
  8. América Latina es la región en la cual se han producido los mayores avances en igualdad de género: 27% promedio regional frente al 24% promedio mundial.
  9. América Latina cuenta con niveles altos en materia de libertad de religión (incluso superior a los de Europa) y de libertad de movimiento.
  10. En la mayoría de los países de la región los espacios de la sociedad civil se han visto fortalecidos, si bien existen importantes excepciones: Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero también en Bolivia, Honduras y Guatemala, entre otros.
Desafíos
  1. Pese a los importantes avances registrados en materia de una mayor democracia, numerosos países de la región sufren de debilidad democrática en diverso grado, existiendo alta heterogeneidad entre los países latinoamericanos en materia de calidad de la misma. Brasil ha experimentado un proceso de erosión democrática en los últimos cinco años al igual que Bolivia; mientras Haití, Honduras, Guatemala y República Dominicana son los que presentan una mayor debilidad en este renglón. Nicaragua atraviesa por un proceso de grave regresión democrática mientras Venezuela sufre un proceso de ruptura democrática total. Ambos países, junto a Cuba, constituyen los tres regímenes no democráticos que existen actualmente en nuestra región.
  2. Cuatro décadas después del inico de la Tercera Ola, la región muestra signos de fatiga democrática. El apoyo a la democracia (promedio regional), ha venido disminuyendo de manera ininterrumpida alcanzando el 48% de apoyo, el nivel más bajo de los últimos años. También se registra un preocupante aumento del grupo de ciudadanos que expresan indiferencia entre un sistema democrático y uno autoritario, llegando en 2018 al 28%. Por su parte, la insatisfacción con el funcionamiento de la democracia experimenta un fuerte crecimiento: pasa del 51% al 71% en tan sólo una década (con datos de Latinobarómetro, 2018).
  3. La crisis de la democracia representativa se agudiza. La confianza ciudadana en sus congresos cae y se ubica en el 21% promedio regional, mientras la confianza ciudadana en los partidos políticos se desploma a un anémico 13% promedio regional.
  4. Varios países de la región sufrieron importantes retrocesos, con procesos electorales caracterizados por altos niveles de irregularidades, injerencia indebida de los oficialismos, relaciones opacas del dinero con la política y las campañas electorales, manipulación de los resultados electorales y órganos electorales sin los niveles adecuados de independencia. Entre los más recientes cabe citar: Nicaragua (2016), Honduras (2017), Venezuela (2018) y Bolivia (2019).
  5. Latinoamérica, con un Gini promedio regional de 0.465 (cepal, 2018), registra los niveles más altos de desigualdad de ingresos del mundo. De los 26 países más desiguales del mundo, el 58% está en nuestra región.
  6. América Latina cuenta con la mayor proporción de democracias con altos niveles de corrupción del mundo, después de África y Medio Oriente.
  7. La región tiene los niveles más altos de delincuencia y violencia del mundo. Con solo el 8% de la población mundial concentra el 35% de los homicidios.
  8. Latinoamérica se caracteriza por un marcada debilidad del Estado de derecho, acompañada de altos niveles de impunidad. Ello se correlaciona con un nivel muy bajo y decreciente de confianza ciudadana en el poder judicial, el cual se ubica en el 24% promedio regional (Latinobarómetro, 2018).
  9. La región se caracteriza por una gobernabilidad crecientemente compleja. La aprobación de los gobiernos ha caído de manera abrupta e ininterrumpida durante la última década, pasando del 60% promedio regional al 32% en 2018 (con datos de Latinobarómetro, 2018) con una amplia diversidad de situaciones entre los presidentes de los países latinoamericanos.
  10. En los últimos años ha irrumpido con fuerza un tema que no es nuevo pero que sí presenta características nuevas: el desafío migratorio. Por un lado, los mexicanos y centroamericanos con destino a los ee.uu. enfrentan una política xenófoba de mano dura de parte de la administración Trump. Haití atraviesa, asimismo, por una situación muy delicada que tensiona su relación fronteriza con la República Dominicana. La crisis nicaragüense y, sobre todo, la venezolana, han agravado este fenómeno. Se calcula que ya han emigrado más de 4.3 millones de venezolanos (la mayoría durante los últimos 5 años), lo cual la convierte en la crisis migratoria y humanitaria más grave de la historia latinoamericana.
¿Qué hacer frente a este complejo y desafiante panorama regional que surge del Informe de IDEA Internacional?

Primero, la región debe prepararse para un año 2020 igual o incluso más complejo y desafiante que el vivido en 2019. Una economía con bajo crecimiento, combinada con programas de ajuste, desacople entre expectativas ciudadanas y resultados, alta desigualdad y un sistema político deslegitimado, es una mezcla letal para los oficialismos. Las sociedades están hoy más conectadas vía las redes sociales, son más exigentes, tienen menos paciencia con sus mandatarios y están descubriendo que se logran más reformas en la calle que por medio de los canales institucionales. Frente a este escenario, los gobiernos están obligados a crear las capacidades que les permitan dar respuesta a la mayor demanda y presión que vendrán de los sectores medios por bienes públicos universales de calidad, y medidas para promover la movilidad social.

Segundo, parafraseando el Informe, “hacer frente a las debilidades de la democracia y revivir su promesa” mediante una agenda renovada que: siente las bases de una democracia de nueva generación dirigida a mejorar la calidad y la resiliencia de la misma, fortalezca sus instituciones, empodere a los ciudadanos y permita recuperar el crecimiento económico, repensar el modelo de desarrollo y adoptar un nuevo contrato social. Una agenda que permita dar respuesta no solo a las asignaturas pendientes -pobreza, desigualdad, corrupción e inseguridad- sino también a los nuevos retos, entre ellos: una inserción estratégica en el nuevo escenario internacional, una adaptación inteligente a los cambios acelerados y disruptivos de la iv Revolución Industrial y una respuesta responsable a los urgentes desafíos del cambio climático. Una agenda que, además de servir de brújula para navegar en tiempos turbulentos y de incertidumbre permita, como recomendaba Hirschman, “pensar en lo posible antes que en lo probable”.

Tercero, el estado actual de descontento democrático y convulsión social que recorre Latinoamérica exige ofrecer soluciones democráticas a los problemas de la democracia para evitar que una peligrosa escalada de fuerte retórica populista termine agravando la compleja coyuntura regional. Para el logro de este objetivo no basta contar con democracias de calidad y resilientes sino que haya un Estado moderno, mejor gobernanza y un liderazgo político comprometido con los valores democráticos, con la transparencia y la probidad, cercano a la gente, y con capacidad para gobernar las sociedades complejas del siglo xxi.

Director Regional de idea Internacional.