Florida ejecutó, mediante una inyección letal, a James Phillip Barnes, de 61 años, por el asesinato en 1997 de su esposa y una enfermera
El estado de Florida ejecutó, mediante una inyección letal, a James Phillip Barnes, de 61 años, por el asesinato en 1997 de su esposa, a la que estranguló, y de otra mujer, una enfermera, años antes.
A Barnes lo declararon muerto a las 18:13 hora local tras recibir una inyección letal en la Prisión Estatal de Florida (FSP, en inglés), ubicada en la localidad de Raiford (norte), según notificó un portavoz de la Gobernación de Florida.
Se trata de la quinta ejecución que se realiza en Florida en lo que va de año, y después de que el propio condenado rechazase la presentación de apelaciones e indicara su voluntad de que se le aplicase la pena máxima.
Es, pues, la quinta ejecución que se lleva a cabo en Florida desde 2019 (entre 2020 y 2022 no hubo ninguna) y la número 104 desde que se restableció la pena capital en este estado, en 1976.
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, firmó el pasado 22 de junio la orden de ejecución de Barnes, quien se levantó hoy, el día de su ejecución, a las 05:30 de la mañana y renunció a la última comida.
Tampoco recibió visitas ni el consuelo de algún consejero espiritual, como suele ser habitual, según explicó en rueda de prensa esta tarde, horas antes de la ejecución, una portavoz de la prisión.
Barnes cumplía cadena perpetua por el estrangulamiento de su esposa, Linda Barnes, de 44 años, cuando en 2005 escribió varias cartas desde la prisión a un fiscal estatal en las que se atribuía también la autoría del brutal asesinato en 1988 de Patricia “Patsy” Miller, una enfermera que vivía en Melbourne, en la costa este de Florida.
En las vistas judiciales que se celebraron, Barnes se representó a sí mismo en los tribunales y se declaró culpable de asesinato en primer grado por la muerte en 1988 de Miller, que tenía 41 años cuando fue asesinada a golpes con un martillo.
Según documentos judiciales, Barnes entró en el domicilio de Miller y, tras violarla, trató de estrangularla y luego le golpeó en la cabeza con un martillo, crimen del que se declaró culpable.
Las pruebas de ADN analizadas vincularon a Barnes con el asesinato de Miller y fue sentenciado a muerte el 13 de diciembre de 2007.
En cuanto a su esposa, Linda, Barnes la mató en 1997 después de que ella descubriera que él traficaba con drogas.
El cuerpo de la mujer fue hallado dentro de un armario y presentaba señales de estrangulamiento.
Florida aplicó la inyección letal en junio pasado a Duane Owen (ejecutado número 103), condenado a muerte por los asesinatos de dos mujeres en 1984, tras dos apelaciones de sus abogados para suspender la ejecución por problemas mentales graves, que fueron denegadas.
Actualmente hay 292 presos en el “corredor de la muerte” en Florida, tres de ellos mujeres, dos de ellas afroamericanas y una blanca, según el registro del Departamento de Correcciones (Prisiones) de Florida.
Desde 1973, más de 190 personas han sido liberadas del corredor de la muerte en Estados Unidos por evidencias de su inocencia, siendo Florida, con 30 exonerados de la pena capital, el estado con mayor número, seguido de Illinois (22) y Texas (16).
La Conferencia de Obispos Católicos de Florida, que se opone a la pena capital, programó una serie de vigilias de oración hoy en todo el estado.
Además, la organización Ciudadanos contra la Pena de Muerte de Tallahassee realiza una vigilia frente a la mansión del gobernador DeSantis desde las 18:00 hora local en Tallahassee, la capital del estado, con motivo de la ejecución.
La organización llevará a cabo un servicio de recordación este viernes al mediodía en la rotonda del Capitolio estatal, en la citada ciudad.
Con información de EFE