Para los opositores republicanos de Trump, en la votación del Obamacare estaba la venganza servida muy fría
El presidente estadounidense Donald Trump es experto en provocar disputas, pero su fracaso en la invalidación de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, también conocida como “Obamacare”, fue el resultado de otra guerra civil dentro del Partido Republicano.
Trump es un presidente que se burla de quienes lo precedieron, que cree que las reglas habituales de Washington no aplican para él. Sin embargo, Trump ahora se encuentra encadenado por la gente de la que tanto se burla.
El presidente, junto con varios republicanos, buscaba la derogación del legado más orgulloso del presidente Barack Obama. No obstante, el ala derecha se rebeló contra Trump y dejó claro que hay una verdadera disputa dentro del partido republicano.
Como todos los demás que han tratado de gobernar un partido fisurado, Trump ahora se enfrenta a una elección desgarradora: reducción o reajuste.
¿Cederá el poder al ala anti-establishment de su partido? ¿O buscará otros caminos para gobernar exitosamente cortejando una coalición con los demócratas, a quienes ha culpado por los defectos de su partido?
“Es realmente un problema en nuestro propio partido”, dijo el representante de Oklahoma, Tom Cole, un aliado del grupo de centroderecha. “Creo que hizo mucho, se reunió con varios miembros e hizo muchos arreglos -pero al final, hay un grupo de personas en este partido que simplemente no dirá que sí”, dijo Cole.
“En algún momento, creo que eso significa mirar más allá de nuestra discusión. El presidente es un negociador y Ronald Reagan cortó algunos de sus acuerdos más importantes con los demócratas “.
Antes de convertirse en candidato presidencial, parecía que Trump no tenía una ideología fija. Pero como presidente, ha operado como un republicano estándar, abarcando muchas de las posiciones de Paul Ryan y del establishment del partido.
Mientras está enojado y sediento de venganza, parece decidido a tragar la pérdida con la esperanza de reunir suficiente apoyo republicano para aprobar proyectos de ley de gastos, una reforma tributaria todavía sin forma y un paquete de infraestructura de 1 billón de dólares. Tiene el potencial de dividir el partido.
Trump, un obsesionado con su imagen e indiferente durante toda la vida por las mecánicas del gobierno, hizo un esfuerzo de juego para negociar con los miembros del Caucus de la Libertad de la extrema derecha, aunque no tuviera el mayor conocimiento de la política de salud o el procedimiento legislativo.
El presidente dijo a un consejero el viernes que su derrota -una debacle legislativa anunciada por la lucha intrapartidista que llevó al cierre del gobierno de 2013- fue un pequeño choque en el camino y que la Casa Blanca se recuperaría.
En entrevista con The New York Times, Trump afirmó que la administración estaba “oscilando”. El problema, sugirió, fue la división entre los republicanos.
No obstante, sus consejeros eran más realistas. El estratega de Trump, Stephen K. Bannon, describió la derrota casi segura como un fracaso que podría infligir graves daños.
Bannon y el director de asuntos legislativos menos importantes del presidente, Marc Short, impulsaron a Donald Trump a insistir en una votación pública, como una manera de identificar, avergonzar y presionar a los “no” votantes que estaban dañando la oportunidad de olvidarse del Obamacare.
Para los opositores republicanos de Trump, en la votación del Obamacare estaba la venganza servida muy fría. Como candidato en 2016, al principio se burló de firmar un compromiso de lealtad con los republicanos, a veces comportándose más como una invasión del republicanismo que como un típico candidato presidencial.
Como presidente, Trump dejó vacantes a docenas de puestos de trabajo importantes en la administración, rechazando a los republicanos reacios que se consideran insuficientemente leales a él. Sin embargo, ahora está denunciando la deslealtad de los 20 a 30 miembros conservadores que lo superaron y lo derrocaron.
“Todos aprendimos mucho, aprendimos mucho acerca de la lealtad”, dijo Trump el pasado viernes.
La dinámica que lo llevó a su derrota es más grande que el mismo Trump, a pesar de su tendencia a personalizar cada victoria o derrota. Los republicanos son conscientes de que ya no son oposición debido a las fracturas dentro del partido.
Sin embargo, el presidente, después de la derrota, escribió en Twitter: “El Obamacare explotará y todos nos reuniremos y uniremos en un gran plan de salud para LA GENTE. ¡No se preocupen!”.
Con información de The New York Times
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