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El juicio de ‘El Chapo’ revela sobornos, lujos y excesos
Juicio contra El chapo. Foto de Internet

El juicio de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán ha revelado un panorama de desenfreno y excesos durante su ascenso hasta convertirse en el máximo narcotraficante de México.

Desde que inició el juicio el 13 de noviembre en Nueva York, los testigos han descrito cómo Guzmán hizo cavar túneles debajo de la frontera y emplear latas de chiles jalapeños para introducir toneladas de cocaína a Estados Unidos entre los 90 y los 2000.

El Cártel de Sinaloa, al que algunos de sus integrantes llaman ‘La Federación’, ganaba cientos de millones de dólares, principalmente en moneda estadounidense, y a veces el volumen de billetes era tan grande que el grupo debía esconderlo en sus guaridas hasta decidir qué hacer con él.

El juicio de 'El Chapo' revela sobornos, lujos y excesos - chapo-juicio
Imagen de AP

Guzmán tenía un zoológico privado, una pistola incrustada con diamantes, y parte del dinero que obtenía lo utilizaba para sobornar a policías y políticos.

Lo anterior de acuerdo con una serie de personas que han declarado en el estrado, desde ex integrantes del cártel hasta un capo del narco colombiano que se hizo una cirugía plástica en la cara para que no lo reconociera.

Toneladas de droga

El Cártel de Sinaloa creó diversos métodos ingeniosos para el traslado de drogas, pero quizá ninguno supero el de las latas de chiles jalapeños ‘La Comadre’.

Miguel Ángel Martínez, exmiembro de la organización, declaró en la corte que supervisaba un depósito en la Ciudad de México donde trabajadores ocultaban droga en las latas para que los camiones la llevaran a Estados Unidos.

Los camiones transportaban hasta 3 mil latas por viaje hasta Los Ángeles. Cada año, entre 25 y 30 toneladas cocaína, con un valor de 400 a 500 millones de dólares, cruzaban la frontera.

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Una de las latas en las que transportaban droga. Foto de AP

Los trabajadores que enlataban la cocaína “se intoxicaban porque cuando uno presionaba los kilos, soltaban cocaína al aire”.

La recaudación iba a Tijuana, lugar al que Guzmán enviaba sus tres aviones privados para recogerla, explicó Martínez. Cada aeronave transportaba cerca de 10 millones de dólares.

Ese dinero financiaba lujos como una casa en Acapulco con un zoológico privado y un viaje a Suiza, donde Guzmán recibía tratamiento “contra el envejecimiento”.

Los sobornos

Jesús Zambada, 0tro exmiembro del cártel, relató en el estrado cómo vigilaba toneladas de cocaína en un depósito en Ciudad de México.

Sin embargo, asegura, su tarea más importante era la de pagar al mes unos 300 mil dólares a las autoridades, un costo que le consiguió a Guzmán una escolta policial tras una de sus célebres fugas de la cárcel.

Relató que el semblante de Guzmán se alteró al ver a la policía de la Ciudad de México que se acercaba al auto. “No te preocupes”, le dijo Zambada. “Es gente nuestra. Nadie nos va a tocar desde aquí en adelante”.

Algo similar sucedía en los penales. Martínez señaló que cuando él y Guzmán Loera visitaron a un capo en la cárcel, los presos les ofrecieron una comida de lujo.

“Había una banda musical y de todo lo que uno quisiera comer. Whisky, coñac”, dijo Martínez. “Podías elegir entre langosta y solomillo y faisán”.

 Juan Carlos Ramírez

El testigo más reciente se ha destacado por su apariencia más que por sus declaraciones. Se trata de Juan Carlos Ramírez Abadía, exnarcotraficante colombiano conocido principalmente por sus cirugías plásticas.

La semana pasada, dijo al jurado que tuvo al menos tres operaciones para alterar su rostro. La cirugía alteró “mi mandíbula, mis pómulos, mis ojos, mi boca, mis orejas, mi nariz”.

El testigo declaró que envió 400 mil kilogramos de droga, ordenó mil 509 asesinatos y  amasó una fortuna de alrededor de mil millones de dólares tras su arresto en Brasil en 2007.

Ramírez Abadía dijo que el modelo de su organización criminal incluía una división dedicada exclusivamente a invertir dinero de la droga en sobornos a las autoridades.

Detalló que evidentemente Guzmán tenía un dispositivo similar cuando llegaban aviones cargados de cocaína colombiana a México, donde los recibían agentes de policía que ayudaban a descargar la mercadería.

El próximo lunes, Ramírez Abadía reanudará su testimonio.

Con información de AP