El arancel que se aplica a productos de acero y aluminio de China es de 7.5 por ciento, por lo que triplicarlo significaría elevarlo a 22.5 por ciento
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que triplicará los aranceles que ya pesan sobre el acero y el aluminio procedentes de China, una medida que busca conquistar a los trabajadores de la siderurgia del estado clave de Pensilvania, pero que podría enfadar a Beijing.
“Voy a considerar triplicar los aranceles tanto del acero como del aluminio procedentes de China”, manifestó Biden en un mitin en los cuarteles generales del sindicato de los trabajadores de la siderurgia en Pittsburgh, conocida como la “ciudad del acero”.
El arancel que se aplica actualmente a ciertos productos de acero y aluminio es de 7.5 por ciento, por lo que triplicarlo significaría elevarlo a 22.5 por ciento. Sin embargo, esa subida no entraría en vigor de inmediato, ya que antes debe pasar por un proceso de revisión en la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés).
Según explicó la Casa Blanca, el Gobierno estadounidense también lanzará una investigación sobre las prácticas comerciales chinas en los sectores de construcción naval, marítimo y logístico, lo que podría derivar en más aranceles.
El anuncio de Biden refleja cómo su política comercial se está viendo influenciada por sus intentos para ganarse el apoyo de la clase trabajadora, un sector que en los últimos años se ha sentido atraído por las políticas proteccionistas abanderadas por el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021), su rival para las elecciones de noviembre.
Durante su mandato, Trump impuso aranceles en productos chinos valorados en cientos de miles de millones de dólares, a lo que Beijing respondió con más gravámenes, lo que desencadenó una guerra comercial que obstaculizó el crecimiento global y generó interrupciones en las cadenas de suministro.
Antes de su discurso en Pittsburgh, un periodista preguntó a Biden si estaba preocupado por un nuevo conflicto con China, ante lo que el mandatario se limitó a responder: “No habrá una guerra comercial”.
La medida anunciada fue rápidamente respaldada por sindicatos del sector siderúrgico y asociaciones comerciales, como el Instituto Americano del Hierro y del Acero, que en un comunicado acusó a Beijing de haber inundado el mercado estadounidense con acero barato para perjudicar a los productores nacionales.
A pesar del apoyo, la medida es en gran parte simbólica. Estados Unidos importó unos 6 mil 100 millones de dólares en productos de acero en los doce meses hasta febrero de 2023, pero solo el 3 por ciento de esas importaciones procedían de China, según la Oficina del Censo.
El anuncio de Biden se produce durante una gira de tres días por el estado clave de Pensilvania que ayer le llevó a su ciudad natal de Scranton, donde dio un discurso apelando a la clase trabajadora, y que acabará mañana con otro acto de campaña en Filadelfia.
Con información de EFE