Alrededor de mil habitantes de Vereeniging, al sur de Johannesburgo, debaten sobre la polémica reforma agraria del gobierno sudafricano
En un ambiente tenso, unos mil habitantes de Vereeniging, al sur de Johannesburgo, debaten sobre la polémica reforma agraria del gobierno sudafricano, a la que se refirió esta semana el presidente estadounidense Donald Trump.
Abundan los negros. Granjeros blancos hay pocos. Todos se pasan el micrófono para hablar.
“Vivimos apretados como sardinas mientras que los granjeros blancos viven en hectáreas de tierra. ¡Devuélvannos nuestra tierra!”, exige Nthabiseng Tshivhenga.
“Los colonos brutales robaron la dignidad a nuestros abuelos (…) La mayoría de la población es negra y seguimos siendo los más pobres. ¡Sí a las expropiaciones sin compensación!”, agregó.
“Todos nosotros hemos pagado nuestras tierras. No las hemos robado”, replicó el granjero blanco John Knott.
Desde la llegada de la democracia hace 25 años, el tema de la propiedad es omnipresente, sobre todo desde que el nuevo presidente, Cyril Ramaphosa, anunció una nueva reforma agraria.
Es -dice- para “reparar la injusticia histórica grave” cometida con la mayoría negra durante el periodo colonial y el régimen racista del apartheid.
Actualmente la minoría blanca (8 por ciento de la población) “posee el 72 por ciento de las granjas”, contra “solo 4 por ciento” para los negros (80 por ciento de los habitantes), añadió.
Para corregirlo quiere modificar la Constitución con el objetivo de autorizar algunas expropiaciones sin indemnización.
Con información de AFP