Los migrantes buscan en su mayoría ser capturados por la Policía Montada de Canadá, lo que acelera su proceso para establecerse en el país
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos millones de migrantes han visto cómo el país ha dejado de ser seguro para ellos y corren el riesgo de ser deportados. Por lo mismo, decenas de ellos han utilizado la noche para cubrir sus huellas y emigrar nuevamente, esta vez a Canadá.
El lugar elegido para abandonar la Unión Americana es un pequeño poblado bautizado como Champlain, ubicado al noreste de Nueva York.
Con solo cinco mil habitantes, el pueblo tiene la característica de estar cerca de la frontera con Quebec, lo que lo hace especialmente atractivo para quienes desean ingresar ilegalmente a Canadá.
Los migrantes, muchos de ellos árabes, aprovechan la noche para tomar el camino de Roxham, evadiendo de esa forma a la patrulla fronteriza a fin de llegar a Canadá y quizá entregarse a la Policía Montada, que los lleva a las oficinas de migración para que puedan solicitar asilo.
El motivo es sencillo, si llegan a ser detenidos en un puesto fronterizo, lo mejor que puede ocurrir es que sean regresados a Estados Unidos y se arriesguen a ser deportados. En cambio, si la policía montada los arresta, lo hace en suelo canadiense, acelerando su posible establecimiento en el país.
A esto se añaden las palabras del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien durante el primer veto a países musulmanes por parte de Trump expresó que todos los refugiados “sin importar su fe”, eran bienvenidos en Canadá.
La historia se repite en muchos pueblos fronterizos, donde los migrantes buscan escapar del odio y la persecución que amenazan con desatarse a mayor escala en Estados Unidos.
Con información de Daily Mail