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COVID-19, el mayor reto para Nueva Orleans desde el huracán Katrina
Foto de EFE

El estado estadounidense de Louisiana y su capital, Nueva Orleans, no son ajenos a la tragedia tras sufrir en 2005 las terribles consecuencias del huracán Katrina, que dejó mil 500 muertos, pero ahora podría enfrentarse a un peligro mayor, el coronavirus SARS-CoV-2, que se está expandiendo, según algunos expertos, a una velocidad no vista en otros lugares.

Ya lo anunció preocupado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el domingo pasado: “Louisiana lo estaba haciendo genial y ahora, de golpe, hay un tremendo aumento de casos”, dijo el mandatario sobre el impacto de la enfermedad COVID-19 en este estado, donde la Guardia Nacional ha vuelto a desplegarse, como hizo cuando el Katrina.

Ascenso vertiginoso

Con 5 mil 237 contagios y 239 muertos, de acuerdo a cifras de las autoridades locales, algunos expertos como el profesor del Departamento de Economía y Finanzas de la Universidad de Louisiana en Lafayette, Gary Wagner, alertan de que la COVID-19 se están expandiendo por esta región más rápido que en ningún lugar del mundo.

Wagner publicó la semana pasada un análisis en el que indicaba que el avance de esta enfermedad en Louisiana está siendo mucho más rápido en los primeros días que en Italia, España, China o la ciudad de Nueva York.

El epicentro de la enfermedad en el estado se encuentra en Nueva Orleans, donde ya se han contabilizado mil 834 casos, 101 muertos y ningún infectado recuperado.

Colapso hospitalario

Ante la propagación del virus, las autoridades han advertido de la alarmante situación en los centros sanitarios:

“Los números que estamos dando hoy nos mantienen en una trayectoria muy vertical en términos de crecimiento de casos, sabemos que esto nos sitúa firmemente en la senda de exceder nuestra capacidad para dar cuidados sanitarios”, decía el jueves el gobernador de Louisiana, John Bel Edwards.

Ya el domingo, hacía una desesperada demanda de más respiradores para su estado y anunciaba la instalación 2 mil camas para pacientes en un centro de convenciones de Nueva Orleans, que se sumarán a las poco más 4 mil plazas hospitalarias de la urbe.

Edwards avisó que Louisiana se iba a quedar sin respiradores útiles este miércoles, y consideró como insuficientes los apenas 150 que la Administración de Trump había prometido enviar.

La magnitud del problema se percibe como mucho mayor si se tienen en cuenta que, de los 2 mil 749 respiradores que hay en el estado, casi un 30 por ciento no pueden emplearse con pacientes por el COVID-19, porque no son adecuados para tratar enfermedades respiratorias durante un largo periodo de tiempo, explicó el departamento local de salud.

Mardi Gras bajo sospecha

El principal sospechoso de la amplia propagación del coronavirus por Nueva Orleans y Louisiana es el Mardi Gras.

Más de un millón de personas acuden cada año desde todos los rincones del planeta al carnaval de Nueva Orleans, cuyas cabalgatas empezaron a recorrer la ciudad el 1 de febrero, un cifra nada desdeñable para un lugar en el que apenas viven cerca de 400 mil personas.

Y, pese a las previsibles multitudes y la expansión del coronavirus por otras partes del mundo, se decidió continuar adelante con su celebración.

La médico Jennifer Avegno, máxima responsable sanitaria en la ciudad, consideró al inicio del festival que la gripe era mucho más peligrosa que el coronavirus; 13 días más tarde de estas declaraciones se reportó el primer contagio en la ciudad.

Cuando ya se hizo obvio que el Mardi Gras debía haberse cancelado, la alcaldesa de la ciudad, LaToya Cantrell, culpó a las agencias federales que cada año le ayudan a organizarlo, como el Departamento de Seguridad Nacional o el FBI.

“No nos dieron ningún aviso, ni si quiera dijeron: ‘Miren, ¿saben qué? No celebren Mardi Gras“, se quejaba el viernes pasado esta demócrata.

Un gran impacto económico

Mientras, el coronavirus ha golpeado duramente el sector turístico de Nueva Orleans, uno de los más importantes para la localidad.

Según un informe publicado hace dos semanas por la Asociación Estadounidense de Hoteles y Alojamientos, en el estado de Louisiana 54 mil 182 empleados de la industria hotelera habían perdido su trabajo debido al coronavirus, muchos de ellos en Nueva Orleans.

Esto datos son muy alarmantes si se tiene en cuenta que en los diez meses posteriores al huracán Katrina el número de trabajadores del sector turístico que perdió su trabajo en la capital del estado fue de unos 22 mil 900, tal y como expuso en un informe el Gobierno local.

La falta de visitantes y la cuarentena afectan también a bares y restaurantes, así como al sector cultural, de mucho peso en Nueva Orleans.

Todo ello, supone un gran problema para una ciudad, en la que, según el censo de Estados Unidos, el 24.6 por ciento de sus habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.

Con información de EFE