Elecciones 2024
Elecciones 2024
Corea del Norte honra a lo grande el décimo aniversario de la muerte de Kim Jong-il
Estatuas de los antiguos líderes norcoreanos Kim Il-sung y Kim Jong-il en el Gran Monumento de Mansudae en Piongyang. Foto de EFE

Corea del Norte conmemoró el décimo aniversario de la muerte de Kim Jong-il, de quien heredó el poder su hijo Kim Jong-un, con una ceremonia multitudinaria en Pionyang en la que se ensalzaron la figura del actual líder y de su padre.

Kim Jong-un participó en el acto celebrado en el exterior del Palacio del Sol de Kumsusan, al que asistieron también centenares, o posiblemente miles, de civiles y militares.

El ceremonial fue retransmitido, aunque no en vivo, por la cadena estatal de televisión KCTV, y anunciado a los televidentes por Ri Chun-hee, la presentadora que el régimen coloca como maestra de ceremonias para las grandes ocasiones.

Es tradición que Kim Jong-un rinda homenaje a su padre y abuelo en los aniversarios de su muerte o nacimiento visitando el interior de Kumsusan, pero es la primera vez que se convoca un acto tan multitudinario en el exterior del recinto rendirle homenaje.

Gesto solemne

En el acto, en el que presidió también la plana mayor del comité central del Partido de los Trabajadores (incluida la hermana del líder, Kim Yo-jong), no habló el actual líder, que lució gabardina negra y gesto serio y un tanto sufrido, posiblemente por el luto y porque la máxima hoy en Pionyang no pasó de los 7 grados bajo cero.

El que sí pronunció un discurso fue Choe Ryong-hae, considerado el número dos del régimen, que alabó el legado de Kim Jong-il e instó al pueblo a dejarse guiar por el actual líder.

Eso mismo hizo la propaganda norcoreana, empezando por el principal diario del régimen, el Rodong.

“El pueblo y el ejército deben tener confianza absoluta en el secretario general (Kim Jong-un), confiarle a él por completo su destino y su futuro y proteger su seguridad y autoridad”, exhortaba la editorial que abría el rotativo.

La KCTV mostró imágenes de sirenas antiaéreas sonando y gente depositando flores ante las estatuas de Kim Jong-il y Kim Il-sung que presiden la colina de Mansudae en la capital norcoreana.

Emitió además documentales sobre la figura de Kim Jong-il, al que la narración se refirió en repetidas ocasiones como “nuestro general”, y también sobre la llegada al poder del nuevo y joven líder.

El tercer líder de la dinastía

Kim Jong-il fue designado heredero en 1974 por su padre, Kim Il-sung, que había sido elegido a su vez por Stalin para liderar el nuevo país resultante de la división de la península coreana a manos de Washington y Moscú.

El segundo de los Kim comenzó a ampliar su base de poder con el paso de los años hasta convertirse en líder de facto del país que comenzaría a gobernar oficialmente a partir de 1994, cuando falleció su padre.

El 19 de diciembre de 2011, el régimen anunció que Kim Jong-il, que durante su reinado se había apoyado en los mismos mecanismos de culto exacerbado a la personalidad desarrollados por su progenitor, había muerto dos días antes de un infarto mientras viajaba en su tren privado.

Ese mismo día la propaganda estatal calificó a su tercer hijo varón, Kim Jong-un, de “gran sucesor del sistema revolucionario”.

El joven Kim, que entonces tenía 28 años, apenas había aparecido públicamente por primera vez un año antes, al ser designado general de cuatro estrellas, vicepresidente de la Comisión Militar Central y miembro del Comité Central del partido único.

El súbito carrusel de nombramientos aparentemente buscaba cimentar el terreno para dar continuidad a la dinastía después de que Kim Jong-il sufriera un ictus en 2008.

Diez días después de que el país despidiera a su padre con un cortejo fúnebre que recorrió las calles nevadas de Pionyang, Kim Jong-un fue nombrado comandante supremo del ejército, el primero de los cargos que le permitirían completar el proceso sucesorio en abril de 2012.

Diez años en el poder

Una década después, el actual líder norcoreano ha parecido cimentar su poder, purgando a su tío, ordenando supuestamente el asesinato de su medio hermano (que un momento dado fue un favorito a la sucesión) y gobernando el país con la misma mano dura y falta de respeto por los derechos humanos que mostraron su padre y su abuelo.

También ha convertido a Corea del Norte en un Estado nuclear, ha buscado dar una imagen más terrenal ante el pueblo con respecto a sus antecesores y logrado ser el primer líder norcoreano en reunirse con un presidente en funciones de los EE.UU.

Sin embargo, el éxito no se ha materializado en el plano diplomático y el empobrecido país se encuentra ahora cercado por las sanciones internacionales y la pandemia, dos factores que se han encargado de ahogar el efecto las tímidas reformas económicas que aprobó a mitad de su mandato.

Con información de EFE