El politólogo Daniel Zovatto analiza la importancia de las elecciones municipales en Brasil y su impacto rumbo a las presidenciales de 2026
Por Daniel Zovatto
En América Latina y el Caribe, Brasil celebra sus elecciones municipales y a nivel global Túnez lleva a cabo sus elecciones presidenciales en un clima de mucha represión en el que el actual presidente busca su reelección.
Los analistas dicen que es poco probable que las elecciones del domingo sean libres y justas. En efecto, con sus principales oponentes encarcelados o excluidos de las urnas, el presidente tunecino Kais Saied enfrenta pocos obstáculos para ganar la reelección el domingo, cinco años después de aprovechar la reacción contra el ‘establishment’ para obtener un primer mandato.
Respecto de las elecciones municipales en Brasil, estas son unas elecciones cuyo significado va mucho más allá de política local:
Este domingo, más de 155 millones de brasileños acudirán a las urnas para elegir alcaldes y concejales en los 5 mil 570 municipios del país. A primera vista, estas elecciones parecen enfocarse en temas locales como el transporte, la salud y la educación. Sin embargo, su importancia trasciende lo municipal: son un barómetro del clima político nacional y una antesala crucial para las elecciones presidenciales de 2026. En el centro de esta disputa, la pugna entre el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el expresidente Jair Bolsonaro sigue moldeando el futuro político de Brasil.
São Paulo y Río de Janeiro: los centros de atención
Si bien las elecciones abarcan todo el país, las miradas están puestas en ciudades clave como São Paulo y Río de Janeiro. En São Paulo, la elección de alcalde se ha convertido en un campo de batalla entre tres figuras prominentes: Pablo Marçal, un influencer de extrema derecha, Guilherme Boulos, el candidato de Lula y líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), y Ricardo Nunes, el actual alcalde respaldado por Bolsonaro. Marçal, con su retórica provocadora y estilo de autoayuda, ha captado el apoyo de una base conservadora descontenta con Bolsonaro, quien ha optado por respaldar a Nunes. Esta elección no solo decidirá el futuro de la ciudad más grande de Brasil, sino que también podría marcar el ascenso de una nueva figura de la derecha radical.
En Río de Janeiro, el alcalde centrista Eduardo Paes busca un cuarto mandato, y todo apunta a que lo logrará sin mayores contratiempos. Su candidatura, aunque importante para la ciudad, no tiene el mismo peso simbólico que la contienda en São Paulo, donde los resultados podrían redefinir las alianzas políticas nacionales.
Los temas en juego
Estas elecciones no son solo una contienda sobre quién gestionará los asuntos locales. En juego están temas fundamentales para la política brasileña: la seguridad pública, la representación de las mujeres y las minorías, y el impacto del crimen organizado. En São Paulo, el crecimiento del Primer Comando de la Capital (PCC), una organización criminal que ha penetrado en la política, se ha convertido en un tema central de debate. Will Freeman, en una columna del New York Times, señala que la expansión del PCC en la política brasileña ha sorprendido a muchos, ya que el crimen organizado no había tenido un papel tan visible en el país como lo ha tenido en lugares como Colombia y México.
Además, estas elecciones destacan por la participación de mujeres y políticos transgénero. Con 158 mil candidatas mujeres, Brasil busca revertir su baja representación femenina en política, mientras que casi mil políticos transgénero se postulan en los 26 estados del país, triplicando el número de candidaturas respecto a las elecciones anteriores. Este crecimiento de la representación diversa refleja la lucha por una mayor inclusión en la política brasileña.
La pugna Lula-Bolsonaro: lo que está en juego
Aunque Jair Bolsonaro está inhabilitado para postularse hasta 2030, su sombra sigue proyectándose sobre la política brasileña. Para Bolsonaro, estas elecciones son una oportunidad para medir la fortaleza de la ultraderecha que construyó durante su mandato. El surgimiento de Pablo Marçal como una figura de la extrema derecha amenaza con fragmentar su base, lo que ha generado incertidumbre en el “clan Bolsonaro”. Marçal, sin ocultar sus aspiraciones presidenciales para 2026, podría desafiar el monopolio de Bolsonaro sobre la derecha brasileña.
Por su parte, Lula, a pesar de los buenos resultados económicos (con un crecimiento proyectado del 3.2 por ciento del PIB y un desempleo en su nivel más bajo en 12 años), enfrenta una caída en su popularidad. Su gestión, evaluada positivamente por solo el 32 por ciento de los brasileños, está en una encrucijada. Las elecciones municipales serán una prueba crucial para determinar si puede revertir esta tendencia y consolidar su poder de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
Un termómetro para el futuro
Estas elecciones municipales serán clave para entender el futuro de Brasil. No solo medirán el pulso de las bases políticas de Lula y Bolsonaro, sino que también señalarán el camino hacia las presidenciales de 2026. Las ciudades como São Paulo, con su complejo panorama de candidatos, serán un microcosmos de las tensiones nacionales. Y aunque el enfoque oficial sea en temas locales, los resultados tendrán implicaciones mucho más amplias, influyendo en la composición del Congreso, las alianzas políticas y el destino de la democracia brasileña en los próximos años.