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Aprobar el aborto es ser cómplice de la muerte: Iglesia
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Luego de que el Congreso de Argentina aprobara la despenalización del aborto, una decisión tanto histórica como polémica, la iglesia católica en el país salió a criticar la medida, que considera se trata de una crueldad y una tragedia.

“Legislar la supresión de una vida es ser cómplice del trabajo sucio de la muerte”, afirmó el arzobispo Vicenzo Paglia, quien añadió que esta clase de decisiones se requiere un debate largo y profundo, pues “la ignorancia es la madre de muchas crueldades”.

Mientras tanto, el papa Francisco señaló este lunes durante la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida que “cuando entregamos a los niños a la privación, los pobres al hambre, los perseguidos a la guerra, los ancianos al abandono, ¿no hacemos nosotros mismos el trabajo sucio de la muerte? ¿De dónde viene, de hecho, el trabajo sucio de la muerte? Viene del pecado”.

Paglia señaló que ante la situación en el país sudamericano es necesario reflexionar sobre el desarrollo de la vida, especialmente en cuanto a su inicio y el final, pues son los aspectos más delicados de la misma.

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Más tarde, Paglia compareció ante la prensa y al responder preguntas precisó que ese “trabajo sucio” se manifiesta, también, en todas las legislaciones que obstaculizan la vida, desde su concepción hasta su fin natural. Y se refirió a la situación argentina.

“En este sentido yo creo que legislar sobre la supresión de una vida es ser cómplice de un trabajo sucio de la muerte, claramente no de la vida”, dijo.

“Pero existe el problema de la mujer, el problema tenemos que entender muy bien que cada vez que se suprime una vida es una tragedia antes para ellas. Por esto nosotros debemos estar cerca de estas mujeres siempre, sin abandonarlas nunca, tenemos que ayudarlas, que ellas sientan el lazo con nosotros, que no está sola”, añadió.

En el mismo sentido, el obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero explicó que el trabajo de una madre es como el de una mártir, a la que se le debe ayudar para salir adelante.

“La preocupación más grande para mí es por las mujeres y por el pueblo (argentino), yo quisiera ayudar a todas las mujeres, ninguna excluida. Estar cerca de ellas. Me gustaría anular de hecho la ley, porque es -como todas las leyes- fría, yo no he visto nunca a alguien que se haya enamorado de una ley”, concluyó.

Con información de Vatican Insider