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Altar de Jornada Mundial de la Juventud causa discordia en Portugal
El presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023, el obispo auxiliar Américo Aguiar. Foto de Jornada Mundial de la Juventud

El altar que acogerá la misa final del papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa en agosto ha causado la discordia en Portugal, con críticas a los elevados costos de organizar un evento cuyo presupuesto ya supera los 160 millones de euros.

El imponente escenario, con una altura cercana a tres pisos y capacidad para albergar a unas dos mil personas, superará los cinco millones de euros, según los contratos desvelados esta semana y que han encendido la pólvora en Portugal.

En el centro de mira está sobre todo el alcalde de Lisboa, el conservador Carlos Moedas, ya que será el consistorio el que asuma su construcción.

Moedas lleva días defendiendo el proyecto escogido -adjudicado con total “transparencia”, insiste el Ayuntamiento- y pide que sea visto como una “inversión”, ya que quedará disponible para futuros eventos en la capital portuguesa.

Pero no ha sido suficiente para cesar las críticas e incluso desde la propia Iglesia católica reconocieron que el coste es elevado.

Confieso también que la cifra me dolió”, dijo este jueves el presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023, el obispo auxiliar Américo Aguiar.

Aguiar avanzó que revisarán los requisitos que la Iglesia pidió para el escenario y eliminarán los que no sean “esenciales”, para conseguir rebajar el coste de la infraestructura.

El alcalde lisboeta se apresuró a mostrarse disponible para revisar el proyecto y seguir las directrices de la Iglesia.

En boca de todos

Nadie en Portugal se ha quedado sin hablar sobre el altar de la discordia esta semana.

El presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa -católico practicante-, se ha mostrado reticente al millonario coste del escenario y ha recurrido a la figura del propio papa para pedir más austeridad.

Los portugueses esperan que en los pormenores se corresponda a lo que es el pensamiento del papa, que se caracteriza por defender una versión simple, pobre, no triunfalista”, dijo el jueves.

Partidos a izquierda y derecha del hemiciclo han criticado el desembolso: el Bloco de Esquerda censuró la millonaria inversión y la “opacidad” en torno al evento y los liberales hablan de “Jornada Mundial del Derroche”.

El primer ministro, el socialista António Costa, es de los que se han mantenido más alejados de la controversia y se limitó a recordar que la JMJ “es un gran proyecto internacional, que moviliza a todo el país”.

Pero la polémica ha traspasado fronteras y hasta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que estuvo esta semana en Lisboa, quiso dejar su opinión.

La Jornada Mundial de la Juventud puede convertir a Lisboa en “epicentro mundial”, defendió Ayuso, que recordó que el mismo evento dejó en Madrid un beneficio de 350 millones de euros en 2011.

El caso también ha llegado al Vaticano. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, explicó a la agencia ACI Prensa que la organización de la JMJ es “local” y no participó en ninguna decisión sobre el coste del altar.

160 millones de euros

A 185 días del evento, que se realizará entre el 1 y el 6 de agosto, las cifras llegan a cuentagotas pero apuntan a un coste global de 160 millones de euros.

Este jueves la Fundación JMJ avanzó por primera vez un montante y, aunque el Presupuesto no está cerrado, la Iglesia estima gastar unos 80 millones de euros.

Se suman a otros 80 millones prometidos por el resto de entidades que apoyan financieramente la JMJ: el Estado luso (36,5 millones) y los ayuntamientos de Lisboa (35 millones) y la vecina Loures (9 millones).

Con información de EFE