El activista norteamericano Rob Greenfield, rescató alimentos de mil contenedores de basura para preparar almuerzos y cenas. “La mayoría de los alimentos que se desperdician, suelen ser de alta calidad, que yo podría hacer una cena para cualquiera que lea esta nota y jamás se daría cuenta de que todos los ingredientes provienen de la … Continued
El activista norteamericano Rob Greenfield, rescató alimentos de mil contenedores de basura para preparar almuerzos y cenas.
“La mayoría de los alimentos que se desperdician, suelen ser de alta calidad, que yo podría hacer una cena para cualquiera que lea esta nota y jamás se daría cuenta de que todos los ingredientes provienen de la basura”, afirma.
Durante la filmación de su documental Free Ride, recorre América del Sur sin dinero para comprobar que es posible vivir de la solidaridad de los demás y comentó que al igual que en muchos países, en Estados Unidos también se desperdicia mucha comida.
Greenfield respalda y promueve propuestas que considera “claves” para generar un cambio positivo, por lo que apoya a la iniciativa que nació en Tucumán y se extendió a todo el país, la cual llegó a la zona de Plaza de Mayo con el lema “menos es más”.
En dicha iniciativa, Greenfield publicó una lista de 111 cosas que utiliza en su vida diaria, así que tras solo necesitar eso, decidió vender la casa en la que vivía en en San Diego para convertirla en un hogar para personas en situación de calle.
The Food Waste Fiasco, se trata de una manifestación pública para intentar que la gente tome conciencia de la cantidad de comida que desperdicia en todo el mundo.
“En mi país, se tira casi la mitad de los alimentos que producen, mientras que 50 millones de estadounidenses pasan hambre” puntualizó.
El activista menciona que sale a recorrer los contenedores de basura de supermercados, y recolecta toda la comida en buen estado para ponerla en exhibición para el público y los medios de comunicación.
Comenta también que con tantas personas que padecen hambre “todos debemos colaborar y no desperdiciar la comida que consumimos”, que podríamos donarla como los restaurantes argentinos que tienen hieleras sociales, ya que “hacen un gran trabajo que todos deberían imitar”.
Con información de La Nación