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Nexos conmemora 40 aniversario con recopilación de ensayos
Ilustración de Víctor Solís

Este lunes, la revista Nexos conmemorará su 40 aniversario con una edición especial que recopilará ensayos de autores de todas las generaciones desde 1924.

Con la edición que el lector tiene en sus manos nexos celebra su 40 aniversario. Para conmemorar el hecho hemos convocado a autores de distintas generaciones de la revista a escribir un ensayo personal sobre el México en que cada quien cree vivir y el México que cada quien espera del futuro: México mañana.

Subrayamos en nuestra carta de invitación a los autores el carácter personal de los textos que buscábamos, textos más cercanos a la introspección que al análisis.

Privilegiamos el perfil generacional del ejercicio. Quisimos reunir miradas de todas las edades de la revista, empezando por el más joven de sus autores frecuentes, nacido en 1992, terminando por el mayor, nacido en 1924.

Cargando los dados en ese camino, dispusimos los textos para esta edición en orden ascendente de edades, de menor a mayor, de modo que en las primeras páginas se oyen las voces de autores nacidos en los años 90 del siglo pasado, y en las últimas las de nacidos en los 20 y 30.

Cada texto lleva al calce del título y el crédito, entre indiscretos guiones, el año de nacimiento del autor.

Son todas voces de autores vivos. Reservaremos espacio en las ediciones del año para rendir tributo a nuestros autores, fundadores, editores o administradores muertos, entre ellos: Antonio Alatorre, Guillermo Bonfil, Alba Cama, Carlos Castillo Peraza, Jesús García Ramírez, Luis González de Alba, Juan Goytisolo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis, Yolanda Moreno Rivas, José María Pérez Gay, Carlos Pereyra, Luis Villoro, Daniel Waksmann, Arturo Warman.

La edición que presentamos reúne a 96 autores, de los cuales 34 son mujeres y 62 son hombres.

  • Los cuatro primeros en nuestro orden de aparición, nacieron en los 1990. Son una mujer y tres hombres. No han cumplido los 30 años.
  • Los siguientes 15 autores, siete mujeres y ocho hombres, nacieron en los 1980: navegan por sus años treintas.
  • Los 18 siguientes, 10 mujeres y ocho hombres nacieron en los 1970. Están hoy en sus cuarentas.
  • Los 20 que siguen, cuatro mujeres y 16 hombres, nacieron en los 1960. Cincuentean.
  • 18 más (cinco mujeres y 13 hombres) nacieron en los 1950. Transitan por sus años sesentas.
  • 16 más (siete mujeres y nueve hombres y) son de los 1940. Bordean o han entrando a sus setentas.
  • Tres de los autores finales, en muchos sentidos los fundadores de la revista, nacieron en los 1930, están en sus ochentas.
  • Dos más, nacidos en los 1920, tocan a la puerta de sus noventa.

El primer número de Nexos vio la luz en enero de 1978, bajo la dirección de Enrique Florescano. Decía su editorial:

Nexos quiere ser lo que su nombre anuncia: lugar de cruces y vinculaciones, punto de enlace para experiencias y disciplinas que la especialización tiende a separar, a oponer incluso.

Aspira a ser un foro donde se expresen los problemas de la ciencia y la tecnología, la investigación económica y social, el ensayo literario, la historia y la realidad política. Es, sobre todo, un intento de exhibir y volver accesibles los conocimientos y recursos intelectuales de que disponemos para entender los problemas estratégicos de México y, por extensión, de América Latina.

Se trata de revisar, con los instrumentos propios de la cultura, los procesos convergentes de índole histórica y cultural que caracterizan a nuestras sociedades.

Juzgamos limitado, o inútil, diseñar un proyecto cultural que no incluya en su perspectiva los desafíos y el análisis de la realidad social a que pretende dirigirse.

En un continente como el latinoamericano, y en un país como México, con tan escasas posibilidades educativas, la actividad intelectual está destinada a ser minoritaria tanto en su ejercicio como en su influencia inmediata. (Por minoritario hay que empezar a entender algo distinto al término “elitista”).

Pero dicha actividad puede y debe inscribirse en una línea de preocupaciones que incluya los problemas de todos, los factores múltiples que frenan, complican o deforman nuestro desarrollo, y ratifican o acrecientan privilegios y desigualdades.

Mucho ha cambiado en nexos y mucho cambiará, pero no el espíritu de estas palabras fundadoras.

“Mañana, y mañana, y mañana”, dice Macbeth al saber que ha muerto su mujer, luego de afirmar que debió morir más tarde.

El mañana avanza hacia nosotros cada día, sigue Macbeth, con su pequeño paso, hasta el último rincón del tiempo. Todos nuestros ayeres, al final, no hacen sino iluminar el camino de los tontos a la muerte. Y los tontos somos todos, que nos hacemos ilusiones sobre las promesas del tiempo.

Macbeth pronuncia después los más terribles versos que se hayan escrito sobre el (sin)sentido de la vida:

Life’s but a waIking shadow… It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.

(“La vida es una sombra que pasa… Un cuento
que cuenta un idiota, lleno de blá blá blá,
que nada significa”).

Por momentos, las páginas de los diarios del México de hoy, y la vida que reflejan, parecen también un cuento sin sentido, lleno de blá blá blá o, si se antoja tomarlo literalmente, lleno de ruido y rabia. Y el mañana, sólo una palabra que adelanta el fracaso, la vana promesa de que las cosas cambiarán un día.

Muchos de los textos de esta edición tocan esos acordes del sonido nacional. No hay nada que corregir ni matizar en ellos: son una radiografía coral del momento de México.

Digo sólo que tenemos suficiente tiempo haciendo esta revista como para recordar que hemos pasado mejores y peores tiempos, y que, aunque el mañana está siempre incumpliendo sus promesas, volviéndose pasado insatisfactorio, es una dimensión obligatoria de nuestra mirada, una necesidad de la imaginación pública y del anhelo íntimo, una apuesta compartida de la crítica y del deseo.

El México de hoy es impensable sin el México de ayer, pero también sin una apuesta, una elección, sobre el México de mañana. El mañana no es el espacio de nuestra fatalidad histórica, sino el de nuestra libertad dentro de la historia.

Redacción