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“Brujas de la Noche”: las bombarderas que volaban con alas de lona
Mujeres del 588º Regimiento de Bombardeo Nocturno. Foto de Museo estatal bielorruso de la Gran Guerra Patriótica

Aunque el uso de aviones en la rama militar ya era común durante la Primera Guerra Mundial, no sería hasta los años 40 que se vería el verdadero potencial de la aviación en los conflictos bélicos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aéreas de los países participantes mostraron un crecimiento y desarrollo exponencial; no obstante, algunas unidades optaron por utilizar aparatos poco sofisticados para hacerle frente al enemigo.

Tal fue el caso de las “Brujas Nocturnas” (‘Die Nachthexen‘ en alemán; ‘Ночные ведьмы‘ -Nochnye Vedmy- en ruso), nombre que dieron los nazis a las integrantes del 588º Regimiento de Bombardeo Nocturno, que posteriormente fue renombrado como el 46.º Regimiento «Tamán» de Guardias de Bombardeo Nocturno.

Los germanos las llamaron así porque el sonido silbante de sus pequeños aviones hechos de madera y lona les recordaba al ruido que hacían las escobas.

En cuatro años, el regimiento, formado principalmente por mujeres voluntarias jóvenes, arrojó toneladas de bombas a los invasores alemanes en alrededor de 30 mil misiones.

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Un Polikarpov Po-2, el avión utilizado por las “Brujas de la Noche”. Foto de Douzeff/Wikimedia Commons

Las “Brujas de la Noche” volaban en biplanos Polikarpov U-2, una aeronave diseñada para entrenamiento y fumigación de cultivos. A pesar de tratarse de un vehículo aéreo obsoleto y lento, las pilotos aprovecharon su excepcional maniobrabilidad para hostigar al enemigo.

Además, su velocidad máxima era más baja que la velocidad de pérdida (la velocidad mínima a la que una aeronave es capaz de volar manteniéndose en el aire) de los cazas alemanes Messerschmitt Bf 109 y Focke-Wulf Fw 190. Era tan difícil derribar a una “bruja” que todos los pilotos germanos que lo lograron recibieron una Cruz de Hierro.

Los Polikarpov solo podían transportar dos bombas a la vez, por lo que las pilotos rusas hacían ocho o más despegues por noche. Las “Brujas de la Noche” partían sin paracaídas, armas, radios ni radares; el gélido viento ruso pegaba de lleno en sus rostros cada noche.

“Si golpeabas el ala con el dedo, le hacías un agujero”, relató Irina Rakobolskaya, quien fungió como jefe de personal en el regimiento, en un breve documental para NBC Learn. “Este avión era tan simple que no requería combustible especial, ni mecanismos especiales de bombas, no requería nada en absoluto. Todo lo que necesitaba era un piloto y un navegador“.

La técnica de ataque de esta unidad consistía en parar los motores de la aeronave y planear hasta donde se encontraba el objetivo, donde soltaban los explosivos.

“Casi todas las veces tuvimos que navegar a través de un muro de fuego enemigo“, relató Nadezhda Popova, una de las primeras voluntarias y quien llevó a cabo 852 misiones, en una entrevista con el autor David Stahel.

“Una chica logró volar siete veces al frente y de regreso en su avión”, contó por otro lado Rakobolskaya. “Ella regresaba, temblando, le colgaban nuevas bombas, reabastecían su avión y partía para bombardear el objetivo nuevamente. Así es como trabajábamos ¿Te imaginas?”.

Los miembros del 588º Regimiento de Bombardeo Nocturno se hicieron acreedores a numerosas condecoraciones; 23 recibieron el título de Héroe de la Unión Soviética (la distinción cuando existía la URSS), dos recibieron el de Héroe de la Federación Rusa y una más recibió el de Héroe de Kazajistán.

Siendo uno de los primeros cuerpos de combate aéreo conformado solamente por mujeres en la historia de la guerra, las “Brujas de la Noche” jugaron un papel fundamental en la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Por Juan Pablo C. Esquivel