El grupo estadounidense afronta una crisis de reputación y una pérdida de casi 8 por ciento de su valor en Bolsa, unos 15 mil 750 millones de dólares
Tres meses después de que la Unión Europea, Estados Unidos y otros países prohibieran volar al Boeing 737 MAX, los aviones de este modelo continúan en tierra a la espera de que se aprueben mejoras de seguridad en su software, mientras el grupo estadounidense afronta una crisis de reputación y una pérdida de casi el 8 por ciento de su valor en Bolsa, unos 15 mil 750 millones de dólares.
El gigante de la aeronáutica completó a mitad de mayo los cambios en su software pero todavía no ha anunciado oficialmente su entrega a la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.UU., encargada de certificar de nuevo la seguridad de las aeronaves, por lo que sigue pendiente la cuestión sobre cuándo volverán a volar.
El pasado 23 de mayo, la FAA celebró una reunión en Texas con los reguladores de una treintena de países, que seguirán su propio calendario para decidir la vuelta a sus espacios aéreos del 737 MAX tras la eventual aprobación de EE.UU., en la que trataron detalles del proceso de recertificación.
Mientras tanto, Boeing ha informado de que está avanzando trabajo de cara a la revisión de las autoridades, aportando información adicional que le ha requerido la FAA y colaborando con las aerolíneas en grandes aeropuertos para preparar la vuelta al servicio del avión.
En una reciente conferencia en Nueva York, el máximo ejecutivo de Boeing, Dennis Muilenburg, reconoció que el “vínculo común” entre los accidentes de los vuelos 610 de Lion Air, en octubre de 2018, y 302 de Ethiopian, en marzo de 2019, fue un fallo técnico del software de control de vuelo conocido como MCAS.
“Hemos completado la prueba de ingeniería y vuelo con el software (mejorado) y estamos en el proceso de solicitar la certificación final. Estamos terminando ese diálogo con la FAA, trabajando en una serie de cuestiones y respuestas, y una vez acabe eso, programaremos un vuelo de recertificación. Ese será el siguiente paso para que el avión vuelva a estar en servicio”, dijo Muilenburg.
Así, sin una fecha específica de retorno ni nuevos detalles del proceso, se cumplen tres meses de crisis para el fabricante de aviones, que ha perdido desde que se anunció el veto a volar de la UE casi el 8 por ciento en capitalización bursátil y, además, está afectado por la guerra comercial con China, que puede tener efectos negativos en los pedidos de aerolíneas del país asiático.
El castigo bursátil desde el pasado 13 de marzo, día en el que EE.UU. prohibió los vuelos de Boeing -la UE lo hizo veinticuatro horas antes-, supera los 15 mil 750 millones de dólares (14 mil millones de euros al cambio actual).
Si se toma el valor de las acciones del día previo al accidente de Ethiopian con la bolsa abierta, el 8 de marzo, la caída se eleva a 42 mil 200 millones de dólares (37 mil millones de euros), un 17 por ciento menos.
Con información de EFE