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Banco de Pagos Internacionales observa que “mejora económica es incompleta y frágil”
Foto de EFE

El Banco de Pagos Internacionales (PBI) observa que la “mejora económica es incompleta y frágil” y descartó que se vaya a volver pronto al crecimiento que había antes de la crisis por la pandemia de coronavirus.

El BPI señaló en su informe trimestral, publicado este lunes, que los mercados de valores han subido con fuerza entre julio y comienzos de septiembre impulsados por los estímulos monetarios que han aplicado los bancos centrales y los estímulos fiscales de los gobiernes.

Pero parece que los precios de los activos de riesgo se han desconectado de las perspectivas económicas y del “deterioro de la calidad del crédito”.

“Las perspectivas de crecimiento de la economía global se mantienen generalmente tibias, lo que anticipa que la pérdida del producto interior bruto (PIB) no se recuperará hasta antes de finales de 2021”, según el BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea.

De hecho, muchas empresas han revisado a la baja sus perspectivas de crecimiento, en algunos casos de forma significativa, en algunas de las mayores economías avanzadas.

El jefe del departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio, dijo al presentar el informe que “los últimos movimientos en las acciones sugieren que crece la sensibilidad de los inversores a las implicaciones del entorno actual para las valoraciones elevadas”.

Unos pronósticos de contracción económica este año entre el 4.5 y el 11 por ciento implican un incremento de las tasas de quiebras empresariales de entre un 20 y un 40 por ciento.

Pero gracias a las medidas de apoyo público, muchas economías han visto un número menor de insolvencias empresariales desde comienzos de año que en el periodo equivalente en los cinco años anteriores.

Las bolsas de Estados Unidos y China son las que más han subido y sus principales índices bursátiles superaron en agosto sus valores anteriores al estallido de la pandemia.

Sin embargo, las bolsas de otras economías avanzadas y de economías emergentes, aunque han recuperado parte de las pérdidas de marzo, todavía se encuentran un 10 por ciento por debajo de los máximos anteriores.

Algo menos de la mitad de las acciones incluidas en el índice estadounidense S&P 500 ha superado los precios que tenían en febrero y las seis mayores empresas tecnológicas han excedido los precios que tenían a mediados de se mes en un 40 por ciento.

“Las ganancias bursátiles han sido mayores en sectores que se beneficiarán más de los cambios económicos que puede inducir la pandemia como el tecnológico y el de atención sanitaria”, añade el BPI, que asiste a los bancos centrales de todo el mundo.

Otros sectores muy cíclicos como los de materiales básicos y de consumo también han subido en Bolsa por las expectativas de los inversores en la recuperación económica.

Pero las acciones de empresas financieras, inmobiliarias y energéticas han bajado debido a los retos a los que se enfrentan.

En el caso concreto de los bancos preocupa su baja rentabilidad y la acumulación de activos de mala calidad crediticia en sus balances.

El dólar se ha depreciado frente a varias divisas, especialmente ante el euro, porque tras “la rápida caída de los tipos de interés en EE.UU.” ya no hay un diferencial a favor de los activos denominados en dólares y porque la zona del euro ha dado muestras de “mayor cohesión política”.

A mediados de mayo, cuando Alemania y Francia propusieron un fondo de recuperación europeo, se produjo el punto de inflexión del tipo de cambio entre el dólar y el euro, al tiempo que se reducía el diferencial de la deuda soberana italiana a diez años con la alemana.

Respecto a las divisas de economías emergentes, el dólar ha presentado movimientos laterales, es decir, movimientos de ida y vuelta sin que se produzca una tendencia clara.

El atractivo de las divisas de economías emergentes como “carry trade” ha disminuido en la medida en que sus tipos de interés han caído desde el inicio de la pandemia, y han surgido preocupaciones sobre el deterioro de la situación sanitaria de algunos países a corto plazo y la viabilidad de sus modelos de crecimiento a largo plazo.

El renminbi chino se ha apreciado entre julio y comienzos de septiembre, dado que China ha controlado mejor la pandemia, las divisas de Europa de Este han repuntado también, ya que la incidencia del COVID-19 ha sido menor, mientras que la lira turca se ha desplomado tras dos meses de estabilización.

Con información de EFE