El verano termina y muchos regresan a la escuela o al trabajo. La fiesta de los Juegos Olímpicos en Río ha terminado y los atletas regresan a sus casas. Los que no son profesionales tienen que regresar a sus trabajos, como cualquier otra persona. Después de verlos competir en el mayor evento deportivo del mundo … Continued
El verano termina y muchos regresan a la escuela o al trabajo. La fiesta de los Juegos Olímpicos en Río ha terminado y los atletas regresan a sus casas. Los que no son profesionales tienen que regresar a sus trabajos, como cualquier otra persona.
Después de verlos competir en el mayor evento deportivo del mundo nos podría parecer extraño que algunos atletas tengan los trabajos que tienen. Aquí algunos que más nos podrían sorprender.
Las profesiones de algunos de los atletas
Nathalie Marchino, nació en Colombia y fue criada en Suiza. Tuvo la oportunidad de representar a su país de origen en el Rugby 7 en estos Juegos. Marchino de 35 años, regresa a California a su trabajo, una empresa de redes sociales llamada Twitter.
La atleta colombiana ha tenido que complementar el deporte de alto rendimiento con su trabajo. “Combinar el trabajo y el rugby ha sido parte de mi realidad durante tanto tiempo que ya he aceptado que es así”.
Raheleh Asemani es originaria de Irán y refugiada en Bélgica. La atleta que compite en taekwondo en la categoría de 57 kilos tenía su pase a Río, pero no tenía bandera que representar.
La atleta estuvo cerca de participar en el Equipo Olímpico de Refugiados, pero antes de los Juegos obtuvo su registro con Bélgica.
Asemani trabaja repartiendo correo en Bélgica. “Trabajo como cartera, corro de casa en casa entregando cartas”, afirma la atleta que logró llegar hasta la semifinal en su disciplina, la cual perdió y tampoco pudo ganar la medalla de bronce.
Otro caso que nos podría parecer particular es el del 30 por ciento de la delegación brasileña que compitió en estos Juegos.
De los 465 atletas brasileños, 145 están registrados en algún programa de las Fuerzas Armadas del país sede.
Algunos atletas sí tienen grados como soldado, sargento o coronel de la marina, la fuerza aérea o el ejército. Hay otros que en realidad no son militares, sino deportistas profesionales.
Se trata de una campaña publicitaria para que las Fuerzas Armadas de Brasil ganen una visión positiva de la sociedad.
No sabemos si la estrategia le ha ayudado a las Fuerzas brasileñas para ganar popularidad entre la sociedad, pero al menos, deportivamente. parece que está siendo muy exitosa.
Brasil ganó 19 medallas en total en estos Juegos, 12 las consiguieron militares-atletas como el gimnasta Arthur Zanetti, la yudoca Rafaela Silva y el saltador con pértiga Thiago Braz, entre otros.
Caso similar fue el de los atletas mexicanos que consiguieron medallas en Río. De las cinco medallas conquistadas, 4 las obtuvieron atletas que pertenecen a las Fuerzas Armadas de México.
El General Salvador Cienfuegos felicitó a los tres atletas que pertenecen a la Secretaría de la Defensa Nacional a través de su cuenta de Twitter.
https://twitter.com/S_Cienfuegos_Z/status/767541723639578624?lang=en
Los tres atletas tienen el rango de cabo de Educación Física en el Ejército mexicano.
María Guadalupe González, plata en marcha, también pertenece a las Fuerzas Armadas nacionales. La atleta pertenece a la Secretaria de Marina, donde ocupa el rango de teniente de corbeta.
Maya Dirado, quien se graduó con honores de la Universidad de Stanford, ganó múltiples medallas en Río compitiendo en la natación. Ganó dos oros en 200m dorso y relevo 4×200 libres. Plata en 400m combinados y bronce en 200m combinados.
La estadounidense es analista de negocios y trabaja en una consultora de California a la que regresará este septiembre.
Gwen Jorgensen, triatleta estadounidense que ganó oro en el triatlón individual femenino, trabaja como contadora desde 2010 en una firma de la ciudad de Milwaukee.
Gerek Meinhardt, ganador de bronce con los Estados Unidos en la esgrima por equipos, trabaja como analista de riesgos en una consultoría de San Francisco.
Meinhardt, quien fue el mejor esgrimista del mundo en el 2014, se graduó con honores en la Universidad de Notre Dame donde estudió una maestría en Administración de Negocios.
Lanni Merchant no logró ninguna medalla para Canadá en las pruebas de 10 mil metros (lugar 25) y en el maratón (lugar 24), pero podemos destacar su caso. La atleta y abogada tiene dos licenciaturas, una por la Universidad Estatal de Michigan y otra por la Universidad de Ottawa.
Otros tuvieron que pedir ayuda al público para poder asistir a Río y no necesariamente estamos hablando de atletas que pertenecen a países desfavorecidos económicamente, estamos hablando de los Estados Unidos.
El país con más medallas de oro en estos Juegos no tiene un programa gubernamental de apoyo a sus atletas, por lo que los competidores estadounidenses necesitan conseguir patrocinios.
Fue el caso de Jeremy Taiwo que pidió donativos para juntar 15 mil dólares para sus gastos en el decatlón de Río y al final consiguió 54 mil dólares.
Otro caso que nos podría sorprender es el de los jugadores de rugby de Fiji. La isla ganó su primera medalla en la historia de los Juegos Olímpicos y lo hizo gracias al regreso del rugby a los Juegos Olímpicos. El equipo de la isla era uno de los favoritos en esta disciplina y no decepcionó a sus aficionados.
Aunque algunos de los jugadores de Fiji son profesionales del rugby, otros tiene que tener trabajos como complemente de su deporte para poder subsistir. Uno de los medallistas de oro con Fiji trabaja como guardia de una prisión en su país, otros dos tienen que trabajar como botones en hoteles de la paradisíaca isla.
Con información de BBC
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