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Países desarrollados también son vulnerables a crisis climática, afirma Carlos Gay García
Foto de Matthew Abbot, para el NYT / @mattabbottphoto

Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que la vulnerabilidad ante la crisis climática no es exclusiva de países con economías en transición o poblaciones empobrecidas.

Agregó que hechos como los incendios en Australia son un indicador de que naciones catalogadas como ricas también son vulnerables, sobre todo cuando sus funcionarios consideran irrelevantes los informes y políticas sobre el tema.

Explicó que se debe tomar en cuenta el caso de Australia para replantear el alcance de la política climática en México, revisar la visión preventiva de la política forestal y el tratamiento que se le da a los incendios forestales.

“La soberbia con la que algunos gobiernos minimizan la crisis climática se ha convertido en uno de los principales reclamos de la generación de Greta Thunberg, quien mediante su movimiento Fridays for future hace un llamado para exigir a los gobernantes mejores políticas para atacar el cambio climático. Además, la avaricia y gula de la sociedad urbanoindustrial contrastan con la capacidad de preservar paisajes todavía abundantes en recursos naturales”, aseveró.

Gay García dijo que es impresionante la manera como se trata el asunto de los incendios en Australia, un país ‘rico’. Los siniestros originan nubes conocidas como pirocumulonimbus y pueden contribuir a propagar los mismos a través de rayos, desprendimiento de brasas y la generación de fuertes corrientes de viento.

“Fotografías satelitales han mostrado el intenso humo que generan estas nubes, y su calor puede crear una corriente ascendente localizada, lo suficientemente potente como para crear cambios en la atmósfera superior”, apuntó.

Añadió que conforme incrementa el calor y el humo se genera una nube que puede enfriarse y crear otra nube grande e hinchada, llena de lluvia potencial.

“El ‘frente’ de una nube de tormenta de pirocumulonimbus es tan energéticamente agudo, que cuando choca con una masa de aire normal fuera de la zona de fuego se generan rayos, y eso puede iniciar nuevos incendios. Si es lo suficientemente potente, una tormenta de este tipo puede generar un tornado de fuego, como el que ocurrió durante los incendios forestales de Canberra, Australia, en 2003”, señaló.

Alertó que los científicos han expresado su preocupación por el posible aumento de tormentas gigantes en el mundo, impulsadas por temperaturas más cálidas e incendios más intensos.

Con información de López-Dóriga Digital