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Nacional Se realiza en CDMX la ‘Marcha del Silencio por la Paz’
La protesta de la 'Generación Z' en México no estuvo marcada por la edad, como ha ocurrido en otras partes del mundo, sino por el llamado a "no olvidar" a las víctimas de la violencia
Internacional Falta de aval de consejero y trabas operativas retrasan el escrutinio especial en Honduras
El CNE aseguró que se encuentra "listo" para iniciar el escrutinio especial y que permanece a la espera de que los partidos completen las acreditaciones pendientes
Nacional Informe del Gabinete de Seguridad federal sobre acciones relevantes (14-12-2025)
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó de acciones relevantes recientes llevadas a cabo por autoridades de los tres niveles de gobierno
Internacional Chile decide hoy entre dos proyectos opuestos
Las mesas abrieron a las 8:00 h en todo el territorio continental, mientras que el proceso comenzó el sábado con el voto en el exterior en países como Nueva Zelanda y Australia
Internacional El atentado en Sídney, el último de una serie de ataques antisemitas en la última década
En la última década se han registrado múltiples ataques antisemitas en distintas partes del mundo

“El Estado español, derrotado en Cataluña”, este fue el titular inmediato del diario The Guardian al terminar la ruinosa jornada del plebiscito catalán el domingo pasado. John Carlin, entrevistado por la televisión española, dijo: “Esta es la peor imagen de España que ha visto el mundo desde Franco”. J.K. Rowling descargó en su cuenta de Twitter: “Esto es repugnante e injustificable”. Y Pep Guardiola: “Basta. Le han roto los dedos a una joven porque quería votar”. Habían dado la vuelta al mundo las imágenes de la violencia policial que acabaron diciéndolo todo, ese día, sobre la jornada: una derrota política, quizá histórica, para España, un triunfo resonante pero peligroso, inflamable, para los independentistas de Cataluña. La deriva independentista ganó la partida mediática el domingo, contra sus propias leyes constitutivas y del orden constitucional de España. Fue la batalla de unos líderes catalanes hábiles, montados en la ilegalidad y en las emociones colectivas, y un gobierno nacional torpe, montado inflexiblemente en la Constitución. La ley no hace política. Y aplicada a rajatabla largamente, como el PP y Rajoy la han aplicado a Cataluña, conduce a la negación de la política y, con el tiempo, paradójicamente, a la ilegalidad. Si la aplicación de las leyes bastara para gobernar, no harían falta sino jueces, reglamentos y policías. La torpeza de Rajoy y de sus extremas medidas legales para contener un plebiscito que, según sus propias palabras, era inexistente, no quita un ápice de ceguera a la causa del nacionalismo catalán. De todo lo que sucedió en Cataluña, acaso lo de más larga duración termine siendo la sinceridad con que la causa nacionalista ha tomado el corazón de su sociedad, en particular de los jóvenes que vimos el domingo, una y otra vez, resistiendo los embates de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Creo que, en el fondo, combaten aquí dos nacionalismos encendidos: el nacionalismo español a la Rajoy, con su linaje franquista, y el nacionalismo catalán, con su reciente impronta brexit: oportunista, aventurero y caro. Son nacionalismos hermanos y enemigos, un peligro paralelo para la España democrática autonómica, plural, que hemos aprendido a admirar fuera de España. (Fe de erratas en mi columna de ayer: es Pepe Delgado, no Pepe Salgado). [email protected]