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Este jueves Banxico realizará su primer anuncio de política monetaria del año, en el cual muy probablemente deje la tasa de interés objetivo sin cambios en 8.25 por ciento. En la última reunión de política monetaria en diciembre pasado, Banxico elevó la tasa objetivo de 8.0 a 8.25%, lo cual representó el decimoquinto incremento en el actual ciclo de alzas que llevó el nivel de la tasa objetivo de 3.0% en diciembre del 2015 a 8.25% actualmente.

Aunque el discurso de Banxico en las decisiones de política monetaria del 2018 se ha caracterizado por un tono restrictivo, la evolución reciente de la inflación y el mensaje acomodaticio de la Fed en su decisión de política monetaria de la semana pasada han creado un contexto que le permite a Banxico adoptar una postura menos restrictiva. Por el lado de la Fed, el contenido del comunicado y la conferencia de prensa correspondientes a la decisión de política monetaria de la semana pasada dan a entender que la Fed prácticamente ha concluido su actual ciclo de alzas y que su plan para retirar liquidez del mercado para normalizar el tamaño de su balance será mucho más gradual a lo anticipado anteriormente.

A pesar de que la Fed aún podría subir la tasa de interés de referencia en lo que resta del año, solamente lo hará si hay sorpresas positivas por el lado del crecimiento que generen presiones inflacionarias. Tomando en cuenta que los especialistas y el mercado anticipan una desaceleración tangible en el crecimiento económico de Estados Unidos (de una cifra cercana a 3% en el 2018 a 2.0-2.3% en el 2019) y una desaceleración moderada, pero generalizada de la economía global, no se anticipan mayores presiones inflacionarias por el lado de la demanda. La expectativa de que la Fed ha prácticamente concluido su ciclo de alzas también ha restado fuerza a la fuerte racha alcista del dólar frente a casi todas las monedas observada en el 2018 y el peso mexicano no es la excepción.

El contexto global claramente favorece una postura más acomodaticia por parte de Banxico, pero la dinámica doméstica también podría permitir a una postura de este tipo por parte de nuestro banco central. Las cifras de inflación más recientes revelan por fin una dinámica benigna en el comportamiento de la inflación general y la inflación subyacente que podría continuar durante por lo menos la primera mitad del 2019. Vale la pena recordar que la inflación general había bajado de un máximo de 6.77% en noviembre del 2017 a 4.51% en mayo del año pasado. Sin embargo, la inflación general y la subyacente presentaron un repunte durante la segunda mitad del año que obligó a los especialistas a revisar sus expectativas de inflación de mediano plazo al alza.

Esta situación, aunada a la debilidad que mostraba el tipo de cambio en octubre y noviembre, obligó a Banxico a subir la tasa objetivo en la reunión de diciembre. No obstante, el comportamiento favorable del tipo de cambio y la inflación han puesto la mesa para que Banxico haga una pausa. Las lecturas de la inflación general y la subyacente en la primera quincena de enero fueron considerablemente inferiores a lo esperado por el mercado, dejando la inflación anual en 4.52% y la subyacente en 3.64 por ciento.

Dado que en este 2019 no se esperan incrementos en los precios de las gasolinas en términos reales, las cifras de inflación podrían mantener su tendencia a la baja en ausencia de choques por el lado de tipo de cambio y/o de revisiones salariales. La tasa de interés real actual se ubica en casi 4%, lo cual constituye una postura monetaria claramente restrictiva. Dicha postura se da en un entorno de evidente desaceleración para la economía mexicana, en el cual no se deberían generar presiones inflacionarias por el lado de la demanda. En este entorno, Banxico puede darse el lujo de comenzar un periodo de pausa monetaria.