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La relación de México con Estados Unidos ha tomado una súbita dimensión unilateral. Para todo efecto práctico, se ha roto la conversación entre los presidentes.

Lo que parecía el inicio de una negociación a principios de la semana se convirtió en el túnel de un ultimátum.

Los negociadores mexicanos fueron recibidos la noche del martes en Washington con la sorpresa de que Trump había dado la orden de construir el muro.

Conversaron el miércoles durante ocho horas con miembros del equipo de la Casa Blanca, en parte para preparar la visita de Peña el martes siguiente, 31 de enero.

Ayer jueves 26, muy temprano, antes de que empezara la segunda ronda de pláticas de los supuestos negociadores, Trump dijo en su tuit que si Peña no quería pagar el muro, quizá debía suspenderse la visita del martes.

Ayer mismo, Peña Nieto anunció que en efecto cancelaba la visita. Una hora después el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, anunció que Estados Unidos pagaría la construcción del muro estableciendo un arancel unilateral de 20 por ciento a todas las importaciones venidas de México.

Luego salió a decir que se refería en realidad a la puesta en práctica de la nueva arquitectura fiscal que se discute hace tiempo en el Congreso estadounidense bajo la conducción de Paul Ryan.

Se trata de una ley que no entiendo, pero que reduce los impuestos corporativos a empresas radicadas en Estados Unidos y los eleva para empresas que exportan a Estados Unidos.

El resultado final es un impuesto de 20 por ciento a todas las importaciones. El Congreso, dominado por los republicanos, puede aprobar esa ley este mismo año. Por lo pronto, dijo Spicer, esa ley se aplicaría solo a México, hasta ahora el enemigo designado de Trump.

La diplomacia del ultimátum tiene un vocero que cambia de ultimátum cada vez. Pero el espíritu y la práctica del ultimátum están ahí, con dedicatoria para el vecino que no quiere pagar el muro.

La diplomacia del ultimátum amedrenta pero irrita también. Puede obtener victorias rápidas pero también sembrar y revivir en México las más oscuras vetas del nacionalismo antiestadounidense.

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