El New Era Field, casa de los Bills, está construido a unos cuantos metros de un cementerio de más de dos siglos de historia
Gary Hartloff vive a un par de minutos del pequeño cementerio donde están enterrados sus ancestros. El camposanto está protegido por una alta cerca, dos candados y algunos arbustos. En el terreno están sembradas lápidas que datan de comienzos del siglo XIX.
A unos cuantos metros se encuentra el New Era Field, la casa de los Bills de Búfalo, equipo que pertenece a la NFL y que atrae a más de 70 mil aficionados en cada partido en casa.
El cementerio de la Familia Sheldon está enclavado en el centro del estacionamiento del estadio. Antes reposaba sobre tierras cultivables privadas. Hoy su locación es un terreno menos sereno para el eterno descanso.
En el estacionamiento, miles de fanáticos de los Bills se reúnen antes de los partidos para contagiarse del ambiente festivo con miles de litros de cerveza y un sinnúmero de asadores.
La mayoría desconoce que entre los coches y el estadio está el cementerio con más de veinte tumbas. Los visitantes tal vez le prestan más atención a los baños portátiles que al camposanto. Los descendientes de la familia Sheldon prefieren que, a simple vista, su presencia no se note.
“Hace unos 20 años vinimos al cementerio y todas las piedras habían sido derribadas y algunas letras las habían arrancado de las inscripciones. Fue un acto de vandalismo”, declara Gary Hartloff mientras limpia las tumbas.
“La acción vandálica provocó que los Bills levantaran la cerca y sembraran plantas para protegerlo. Antes podías venir hasta aquí con los coches a cualquier hora. No había seguridad, pero reconozco que ahora sí la hay”, añade Gary.
El origen del cementerio se remonta a casi dos siglos, mucho antes de la existencia de los Bills de Búfalo, fundados en 1960.
Joseph Sheldon, un inspector de la Holland Land Company, le pidió a su vecino en 1832 que le permitiere enterrar a su hijo en un claro de un huerto de manzanas. Salomon Curtis, el vecino de Sheldon, accedió y terminó cediéndole la parcela con la condición que le reservara un lote. Con el paso del tiempo, el cementerio fue creciendo.
Dean Hartloff, otro descendiente directo de Joseph y que aún vive en la zona, explica que el camposanto pasó desapercibido durante décadas. La propiedad del terreno a su alrededor ha cambiado de manos varias veces y finalmente fue vendido al Condado de Erie para la construcción de la casa de los Bills.
“Cuando el condado decidió colocar ahí el estadio, tuvo que obtener la aprobación de los familiares”, relata Dean. Para no perturbar las tumbas, hubo que alterar su diseño.
La parte al aire libre del inmueble quedó orientada hace el este-oeste, en vez del norte-sur, lo que permite la entrada de un desigual viento lateral al que se responsabiliza frecuentemente por los fallos de pateadores y mariscales de campo.
Sin embargo, algunos de los aficionados atribuyen la mala suerte de su equipo, mismo que perdió 4 Super Bowls en los 90, no tanto a la orientación del estadio, sino a fuerzas superiores extrañas.
Con información de BBC