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No hay en los “50 lineamientos” de AMLO nada que recuerde el programa de la Revolución cubana. Hay cosas que recuerdan a los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo.

A la muerte de Castro, sin embargo, López Obrador hizo el elogio encendido de lo que a su juicio fue la hazaña mayor del Comandante: mantener a su país soberano.

Me pregunto si este elogio sugiere que Castro es un modelo a seguir para AMLO, o simplemente el dicho de una admiración histórica. Me pregunto si AMLO admira a Castro como podría admirarse a Julio César o a Napoleón, por el tamaño de sus hazañas bélicas, o si ve en él algo que quiere imitar como posible Presidente de México en 2018.

Dado el tamaño del elogio, AMLO tendría que precisar si habla de algo que quiere imitar o solo de su admiración por un hecho histórico.

Hay quien dice que en ese elogio cometió su primer error como nuevo aspirante a la Presidencia, poniendo en la mesa convicciones que asustan más de lo que atraen a los mexicanos. Y dando a sus adversarios un flanco en donde golpear, en el que lo debilitan por igual el elogio desbordado a la figura del Comandante y las correcciones del elogio que pueda emprender.

Lo que a los mexicanos puede interesarles más es qué es lo que piensa AMLO copiar o imitar de su admirado Comandante:

¿El antiyanquismo hasta el aislamiento? ¿La estatización de la economía, la supresión de la economía de mercado? ¿La dictadura y el régimen de partido único? ¿La supresión de las libertades democráticas: de elección, prensa, reunión, opinión y tránsito? ¿La política internacional de exportar revoluciones? ¿La igualación del consumo mediante políticas de racionamiento? ¿El culto a la personalidad? ¿La perpetuación en el poder?

Nada de esto aparece insinuado siquiera en los 50 lineamientos para un Proyecto Alternativo de Nación. Aparece sin embargo con velas desplegadas en el elogio al Comandante muerto.

La pregunta es obligada: ¿se trata de un adiós histórico o de una intención? ¿Para AMLO, el Comandante es historia o proyecto?

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