Elecciones 2024
Elecciones 2024

Esperemos que para cuando usted lea esto, todo sea paz y tranquilidad en los colegios electorales de Estados Unidos, en los mercados y en el ánimo de todos los que hemos estado pendientes de la elección presidencial en aquel país.

Si lo que priva a esta hora es la paz de un resultado electoral favorable a Hillary Clinton, lo que tendremos garantizado es un ánimo belicoso de Donald Trump que no aceptaría tan fácil el resultado electoral.

El conflicto poselectoral dependerá del tamaño de la diferencia y de lo que pueda prender el discurso encendido de Trump entre sus seguidores; pueden ser días tras las elecciones donde el teatro de operaciones esté en el sistema judicial o en las calles.

Será tema de atención mundial, pero si el resultado aparece como irrefutable, lo que sigue es atender otros temas, sobre todo los asuntos locales.

Habrá que voltear a ver la protesta de los presidentes municipales de Veracruz y los reclamos del nuevo gobierno de Chihuahua sobre la situación financiera que les dejaron los dos exgobernadores de apellido Duarte.

Y si bien en el caso de Veracruz la protesta tiene un tufo de precampaña del presidente municipal de Boca del Río, quien a saber es hijo del próximo gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, lo cierto es que pueden encontrar respaldo en sus partidos políticos.

Es totalmente previsible que este asunto político se extienda como tema electoral, sobre todo cuando el mandato que inicia en unos días en Veracruz será de apenas un par de años, así que hay elecciones pronto.

Pero el temor inmediato es que las plegarias de ayuda lleguen hasta los que ahora mismo discuten el presupuesto y entonces se les ocurra encontrar alguna figura legal que abra la caja de Pandora de otorgar recursos extraordinarios a municipios en problemas.

A partir de esa acción, no habrá un solo municipio del país que no tenga razones contundentes como para estirar la mano de manera emergente y calificar el grado de urgencia se convertirá en algo prácticamente imposible.

Le quedan 11 días a la discusión de la manera en que se habrán de gastar los recursos públicos durante el próximo año y son suficientes para torcer las cosas hacia cualquier destino partidista, es en todo caso un asunto de mayorías. Pero si crece la súplica y permea entre la opinión pública, no habrá partido político que se resista.

Si el Paquete Económico no manda la señal de que es un compromiso tanto del Ejecutivo como del Legislativo para corregir los cada vez más profundos desequilibrios, estaremos acercando a México a un escenario de complicación financiera.

Si el presupuesto no se muestra responsable con el recorte de los gastos y se respeta al menos el tímido planteamiento de superávit primario, lo primero será un recorte en la calificación crediticia y después será más cuesta arriba emprender esa corrección.

Así que una vez pasado el poselectoral estadounidense, no hay que perder de vista a los diputados que pueden recetar alguna locura presupuestal con fines electorales.