A punto de comandar la batalla contra 40 mil mamelucos en Egipto, Napoleón arengó a sus tropas: ¡Soldados, desde lo alto de estas pirámides, 40 siglos nos contemplan…! Ya era entonces (1798) muy popular en la Francia revolucionaria y tenía solo 29 años. El breviario viene a cuento por la hilaridad con que Gil Gamés … Continued
A punto de comandar la batalla contra 40 mil mamelucos en Egipto, Napoleón arengó a sus tropas:
¡Soldados, desde lo alto de estas pirámides, 40 siglos nos contemplan…!
Ya era entonces (1798) muy popular en la Francia revolucionaria y tenía solo 29 años.
El breviario viene a cuento por la hilaridad con que Gil Gamés abordó ayer (Uno hasta el fondo en MILENIO) la conformación de la Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México.
A los nombres de su párrafo más irónico (y perdón también, Conapred) se añaden los años de nacimiento:
“Buenach tardech. Vinimos aquí, ¿a qué vinimos, Ifigenia? (1928) Yo no sé, Augus (1929), pero le voy a preguntar a Porfirio (1933), él siempre sabe todo: ¿a qué vinimos, Porfi? Ifi, vinimos a hablar de cochach que me instruyó mi presidente diach ordach. Por cierto: qué chavocha la chevecha. Bernardo (1936), pregúntale a Spriú (1937), que es el Benjamín de la lichta instaladora, o como che diga…”.
Y es que, sacado el promedio de edad, desde esa Mesa Directiva 83 años de historia patria nos contemplan… y rascándole un poquito, ¡desde la Guerra Cristera!
