Definitivamente 2025 no parece haber sido buen año para Ucrania, Gaza o Estados Unidos bajo el segundo término del presidente Donald Trump,
Definitivamente 2025 no parece haber sido buen año para Ucrania, Gaza o Estados Unidos bajo el segundo término del presidente Donald Trump, cuya promesa de “terminar las guerras”, en aras de obtener su soñado Premio Nobel de la Paz, sigue en el aire como otra gran mentira.

Así pareció en el “ultimátum” que inicialmente Trump dio a Ucrania, bajo la amenaza inicial de cortar el suministro de armas, munición e inteligencia militar, exigiéndole prácticamente la rendición ante Rusia, cuya invasión asesinó a casi 100 mil habitantes, una estela destrucción, desplazó a más de dos millones de habitantes y, ahora, además de la pesadilla de la guerra, enfrenta un crudo invierno.
Ese “Plan de Paz,” que aplaudió Moscú con júbilo por incluir muchas de sus demandas, exigía a Ucrania aceptar antes de este jueves 27 de noviembre, ceder gran parte de sus territorio al invasor -incluso algunos sobre los que aún mantiene control-, el compromiso de reducir sus fuerzas armadas, entregar parte de su armamento, no permitir la presencia de tropas de la OTAN, no afiliarse a esa organización y reconocer los territorios ocupados como parte de la Federación Rusa.

Y que la Unión Europea devuelva más de 300 mil millones de dólares confiscados a Rusia, parte de los cuales “serían canalizados para la reconstrucción de Ucrania,” y lo que reste para proyectos de inversión conjunta de Moscú y Washington.
Pero el rechazo y fuertes críticas a Trump, por su base y por preocupados legisladores estadounidenses ademas de la Unión Europea, sobre el impacto del plan en la desestabilización de la seguridad global, recompensando a Rusia tras su invasión a Ucrania, en 2022 y bajo cuestionamientos por la urgencia del presidente estadounidense para que se firmara, cambió la negociación y el plan.
De acuerdo a expertos, si realmente el presidente Trump hubiera querido detener la guerra desde un principio habría amenazado a Vladimir Putin con promover la incorporación de Ucrania a la OTAN si no cesaban las acciones militares.
En Génova, Marco Rubio, secretario de Estado, dijo que se hicieron cambios y la fecha es más flexible, luego de “discusiones altamente productivas, en las que delegados de Ucrania aclararon preocupaciones que ya se resolvieron”, incluyendo garantías en seguridad, desarrollo económico, protección de infraestructura, libertad de navegación y soberanía política, lo que podría eliminar o reducir la exigencia de que se cediera Crimea, Lujansk, Donetsk, Zaporizhzhia y Kherson, lo que aliados europeos, consideran injusto.

Este “cese al fuego” recuerda la parcialidad del presidente Trump con Israel, de donde recibió millonarias contribuciones de campaña y donde “propuso” un plan similar para neutralizar el reconocimiento del Estado Palestino en la ONU, luego que el criminal de guerra y genocida Benjamín Netanyahu concluyó la etapa de “demolición” de su proyecto para construir la “Riviera de Gaza,” tras el brutal baño de sangre de 79 mil 700 palestinos, de los que más de 35 mil eran niños, para despojarlos de su tierra de acuerdo a cifras de la ONU.
“Cese al fuego,” que Netanyahu propuso “se reconozca” con un inmerecido Premio Nobel de la Paz, aunque lo viola constantemente el ejercito israelí, sin castigo ni supervisión.
Trump dijo abiertamente en el Knesset que “no escatimó recursos, bombas o incursiones contra Irán, para apoyar al criminal de guerra Benjamín Netanyahu, quien paró momentáneamente los indiscriminados bombardeos al final de su “proceso de demolición” para construir la “Riviera de Gaza”, mientras continúa bloqueando ayuda humanitaria y ataques contra Líbano y otros países.

Al interior del país, tras solo 11 meses en el cargo, el mandatario también libra numerosas guerras por el mal manejo de la economía, de los archivos de Epstein, planes de incrementar visas H1-B, destrucción de la Casa Blanca y otros temas, que generan descontento y división al interior de su partido; deserción de congresistas, como Marjorie Taylor Green, o distanciamiento de Thomas Massie, Nancy Mace y otros, que desafiaron su férrea oposición en el caso del pederasta millonario Jeffrey Epstein, -su amigo de 15 años- en lo que aparentemente tiró la toalla mientras su popularidad va en picada.
Divididos en conservadores tradicionales, activistas populistas, trumpistas y legisladores que buscan mayor autonomía de la figura presidencial, para atenuar el impacto negativo de sus políticas arbitrarias, en la elección de 2026 en las que los demócratas ganan terreno, como se vio en la reciente elección en que arrasaron con dos gubernaturas, la alcaldía de Nueva York, vice-gubernaturas, jueces y cientos de posiciones legislativas estatales
Las más recientes encuestas, de Fox News, revelan que 76% de votantes ven negativamente su manejo de la economía, 85% reprueban el alto costo de los alimentos, 67% el incremento en los seguros de salud, 66% en costos de la vivienda, y 78% en los aumentos de electricidad, gas y otros servicios.

Un 62% considera que Trump fue responsable del paro del gobierno y su impacto en la economía, 64% culpa al Congreso y 63% a la Corte Suprema, de ceder autoridad constitucional al presidente.
Pero Trump ignora esas encuestas, asegurando, sin evidencia alguna, que “la economía es mejor que antes, los precios más bajos y que eso impulsa sus niveles de aprobación”.
Los republicanos marcan distancia con el presidente Trump rechazando su exigencia de eliminar la regla de filibustero, que requiere de dos tercios del Senado, para aprobar iniciativas y sustituirlas por mayoría simple. El rechazo republicano también fue manifiesto en el voto casi unánime en para exigir la difusión de archivos de Epstein, la oposición a perforar pozos petroleros al este del Golfo de México o el debate sobre acciones militares contra pescadores Venezolanos.

Preocupados porque una casi inminente derrota republicana en las elecciones intermedias lleve a la posibilidad del uso de las fuerzas armadas para reprimir manifestaciones, legisladores demócratas, que han servido como militares o en el área de inteligencia y Seguridad Nacional, difundieron un video en redes sociales urgiendo a las fuerzas armadas a “desobedecer posibles órdenes ilegales, contrarias a la Constitución”, lo que generó una violenta reacción de Trump y sus incondicionales.
Olvidando que el 6 de enero de 2021, con retórica incendiaria, exhortó a sus seguidores a marchar hacia el Capitolio para impedir la confirmación constitucional de la victoria de Joe Biden, que sigue sin aceptar, Trump acusó a los demócratas de “conducta sediciosa, que solo puede ser castigada con la muerte”.

Pidió a su secretario de Defensa, Pete Heghseth, “abrir una investigación” para evaluar la detención de los legisladores y procesarlos con base al Articulo 18 del Código Penal, sección 2387, sobre actividades que afectan las Fuerzas Armadas.
El artículo hace crimen federal interferir en operaciones militares, alentar la insubordinación, deslealtad, evitar el servicio y obstruir el reclutamiento, lo que, de acuerdo a expertos, los legisladores no violaron, ya que los derechos que concede el artículo Primero Constitucional, protege la libertad de expresión.
Los legisladores acusaron a la Casa Blanca de mentir sobre su mensaje con la intención de intimidar y callar sus voces, accionando cientos de amenazas de muerte, en su contra y contra sus familias, lo que ha obligó a la Policía del Capitolio, a redoblar su seguridad, para protegerlos de atentados.
