
La Encuesta La Labó 2025 revela cómo las personas interpretan la verdad, la autoridad y la coherencia en su entorno cotidiano
La confianza en instituciones, medios y líderes presentó un cambio en México a lo largo de 2025, marcado por la saturación informativa, la desinformación y el avance de la inteligencia artificial.
La Encuesta La Labó 2025 revela cómo las personas interpretan la verdad, la autoridad y la coherencia en su entorno cotidiano.
¿Quién inspira credibilidad, por qué motivos y en qué condiciones esa credibilidad se pierde o se recupera?”, son las preguntas que responde la encuesta.
Son seis los hallazgos centrales los que muestran la estructura del escepticismo mexicano:
La confianza está concentrada y es personalizable
Destacan los periodistas independientes (promedio 3.84; 69 % de confianza alta), seguidos por las líderes empresariales mujeres (3.41; 49 % alta) y por activistas y organizaciones de la sociedad civil (3.4; 48 % alta), que se consolidan como los emisores con mayor credibilidad colectiva.
Las empresas internacionales (3.28; 43 % alta) completan el grupo de actores que aún inspiran confianza significativa.
En el extremo opuesto se mantienen los políticos (1.27), los gobiernos locales (1.36) y el gobierno federal (1.41), ubicados en el fondo de la tabla.
La presidenta Claudia Sheinbaum registra 1.62 puntos: un nivel de reconocimiento mayor que el resto de la clase política, pero todavía dentro del rango de desconfianza.
Medios en crisis, periodistas con crédito
La distancia entre medios (2.0) y periodistas independientes (3.84) es de casi dos puntos, una de las brechas más amplias.
El público ya no cree en los conglomerados tradicionales sino en las personas que rinden cuentas.
Los usuarios con mayor nivel educativo desconfían de los medios como marca, pero confían en periodistas que transparentan fuentes y método.
Desinformación cotidiana y disposición a pagar por información verificada
El 51.2% de los encuestados considera que la información no confiable aparece “cinco de cada diez veces”. Cuando esto sucede, el 64% deja de seguir al emisor y el 47% busca fuentes alternas.
Por otro lado, el pago por información verificada continúa siendo una práctica minoritaria en México, pero con un matiz importante: casi cuatro de cada diez personas estarían dispuestas a hacerlo bajo ciertas condiciones.
La inteligencia artificial: entre la desconfianza y la vigilancia
Un 61% expresa preocupación alta por los sesgos de la inteligencia artificial (IA).
Quienes más desconfían de la IA confían más en las fuentes verificadas.
El público exige trazabilidad algorítmica y transparencia en el uso de datos.
Qué destruye la confianza y qué la reconstruye
Los datos muestran que los mexicanos identifican la falta de transparencia y los escándalos públicos como las principales causas de erosión de la credibilidad, más que la desinformación misma.
Y entre quienes atribuyen la erosión a ‘falta de transparencia’, el 86% señala que recuperaría la confianza si hubiera datos verificables. La confianza rota puede repararse, pero sólo con evidencia.
En cuanto a lo que fortalece la confianza, los jóvenes valoran la voz humana y la autenticidad (respuestas abiertas que mencionan cercanía, lenguaje claro, interacción), mientras los adultos piden informes, evidencia y seguimiento público.
De qué está hecho el liderazgo
La credibilidad de un líder, según los encuestados, no depende del carisma ni de la empatía, sino de la coherencia entre palabra y acción.
Más de ocho de cada diez personas consideran que cumplir lo que promete es el atributo esencial para confiar en alguien.
El segundo gran pilar de la confianza es la transparencia sobre los errores: admitir límites y fallas se percibe como un signo de autenticidad, no de debilidad.
En tercer lugar aparece la demostración con datos y evidencia, que gana terreno frente al discurso emotivo o aspiracional.
La Encuesta La Labó 2025 completa puede consultarse, a continuación:
Confianza+en+México+-+reporte+2025