Sin un buen argumento contra la transparencia y una desesperada lucha para impedirla, Trump estaba expresando tácitamente un temor fundamentado
En solo 10 meses, la “Luna de Miel” del presidente Donald Trump y votantes que facilitaron su retorno a la Casa Blanca parece haber terminado.
Y es que, -como dice el refrán- cuando la comida falta, el amor se va por la ventana …” justo, lo que millones de estadounidenses experimentan ahora a causa del aumento de precios por las tarifas, su cierre del Gobierno privando de salario a cientos de miles de empleados federales, sus planes para “traer empleados capacitados” con visas H1-B, la importación de carne Argentina que reducirá ganancias a ganaderos estadounidenses, mientras observan decepcionados y molestos las suntuosas fiestas del mandatario en una histórica Casa Blanca que mutila con multimillonarios que lo financiaron.
Y por si fuera poco, su férrea oposición -que a la que en las últimas horas cedió, bajo la amenaza de insubordinación y deserciones de republicanos y militantes de MAGA- a que se difundieran públicamente los enigmáticos y voluminosos archivos fotográficos, de videos, fotos, registros de vuelo, notas y otros documentos de Jeffrey Epstein, con abrumadora evidencia de la relación de multimillonarios, destacados políticos nacionales y extranjeros; renombrados personajes de los que por orden expresa del Departamento de Justicia al FBI, un millar de agentes habría borrado su nombre, demanda a la que se unieron republicanos que lo apoyan como Marjorie Taylor Green, Thomas Massie, Nancy Mace y muchos más, a los que acusó de “tontos y traidores.”
Tirando la toalla, en un inesperado cambio radical, el presidente Trump anunció la noche de este domingo que “apoya la demanda” de que se “presione” al Departamento de Justicia para que difunda los archivos de Epstein, “porque no tiene nada que temer” y para “superar” lo que -insiste- “es un engaño y cacería de brujas de los demócratas”.
Cada vez más agobiado por el visible deterioro de su salud, que desmiente la Casa Blanca, en una desesperada respuesta, el presidente Trump ordenó públicamente a la procuradora general Pamela Bondi investigar a los demócratas por su relación con Epstein, incluyendo en su persecución política al expresidente Bill Clinton; al exsecretario del Tesoro, Larry Summers; tras ordenar otras investigaciones contra James Comey, exdirector del FBI; John Bolton, su ex asesor nacional de Seguridad, entre otros.
Ante la actitud autoritaria, avalada por una alarmantemente pasiva mayoría republicana en el Congreso, el Consejo Editorial del diario New York Times alertó sobre la creciente concentración de poder del presidente Trump, contraria a la tradición democrática de este país.
En su editorial, el diario destaca que a menos de un año de caótica gestión, “el presidente Trump ha violado la ley cuando menos en 6 ocasiones”, sin incluir el cierre del gobierno, que a los 44 días, un grupo bipartidista logró terminar, en su intento de decidir el uso de fondos públicos, en su estrategia para despojar al país de tradiciones democráticas.
“Los Padres Fundadores temían que un presidente quisiera convertirse en monarca y que sólo pudiera asignar recursos del Departamento del Tesoro, que solo la rama legislativa puede asignar, de acuerdo a la Constitución” dice el editorial, en referencia a la arbitraria cancelación de fondos para vehículos eléctricos, bibliotecas y museos, escuelas, investigación científica y operaciones de respuesta a emergencias o eliminación de agencias federales.
Los editorialistas advirtieron sobre implicaciones del grave precedente que representa el haber recibido 130 millones de dólares, del multimillonario Timothy Mellon, simpatizante suyo, para pagar parte de la nómina del Pentágono durante el paro del gobierno y reprobaron la expansión del poder presidencial, el desafío de valientes decisiones judiciales de magistrados federales para detener sus acciones arbitrarias, caprichosas e ingenuas, como las tarifas o brutales detenciones de ICE.
Cuando Trump, -cuya popularidad descendió a menos del 30% por su mal manejo de la economía, posible recesión, que niega con falsedades-; creyó haber logrado contener la opresión sobre Epstein, surgió tsunami de 23 mil mensajes electrónicos en los que, de nuevo, su nombre está a la cabeza, lo que le robó la calma por cada vez más cuestionamientos a su posición, que lo llevó a pedir al líder Mike Johnson, a retrasar ilegalmente durante 52 días el juramento de la congresista demócrata por Arizona, Adela Grijalva, para impedir la resolución de la Cámara Baja sobre los archivos de Epstein.
Sus ataques e insultos a legisladores republicanos fracturó a su partido con el retiro de apoyo a la influyente congresista Marjorie Taylor Green, acusándola de traición, igual que al Congresista Thomas Massie y otros, que demandan transparencia en el caso. En la votación, muchos legisladores más apoyarán la iniciativa de Massie y el legislador demócrata Ro Hanna, de California, para exigir al Departamento de Justicia difundir públicamente toda la información sobre Epstein.
Los nuevos mensajes electrónicos, -sólo una pequeña parte de un universo de evidencias- desmienten su falsa separación de Epstein, en emails a su novia Gishlaine Maxwell, (quien purga una sentencia de 20 años por tráfico sexual de menores y otros delitos). El pederasta, le dice que “El perro que no ha ladrado, Trump, ha estado durante horas en mi casa, con una víctima.”
O que “Trump tenía conocimiento de sus actividades criminales” además de que, siendo ya presidente, mantuvieron contacto.
“Ya sé que sucio es Donald”, escribió Epstein en agosto 28 a Kathryn Ruemmler, abogada de la administración Obama. En 2015, ofreció a Landon Thomas Jr, ahora exreportero del New York Times, “fotos de Donald, con niñas en bikini, en su cocina.”
Los últimos días se conjuraron elementos: Maxwell, novia de Epstein, habría filtrado información que llevó a Todd Blanch, exabogado de Trump -ahora subprocurador de Justicia- a entrevistarla, para saber si tiene más evidencia y asegurar “cooperación”, lo que resultó en su inesperado traslado de la cárcel de máxima seguridad en Colorado a una de mínima seguridad, con privilegios, mientras espera se le conceda un perdón presidencial.
Además, apareció el libro “Nobody’s Girl” o “Niña de Nadie” de Virginia Giuffre, quien denunció al príncipe británico Andrew con una explosiva una lista de nombres que empiezan a circular.
A los 15 años de edad, Virginia entró a trabajar al Spa de Mar-a-lago hasta que Epstein la contrató, ocasionando un pleito con el presidente Trump. Tras años de amenazas, golpizas y depresión, Virginia se quitó la vida, en abril de este año.
A lo que se sumaron la explosiva difusión de 23 mil mensajes electrónicos con nuevas revelaciones y una investigación del Comité de Finanzas del Senado, al Banco JP Morgan tras descubrir 4 mil 725 transferencias por mil 300 millones de dólares de la cuenta de Epstein a bancos Rusos para financiar el tráfico de las jóvenes, lo que aumentó la angustia y temor de Trump e hizo cimbrar su presidencia por el impacto que eso pueda tener en la renovación del Congreso en la Elección intermedia de 2026, crucial para su presidencia.
Sin un buen argumento contra la transparencia y una desesperada lucha para impedirla, Trump estaba expresando tácitamente un temor fundamentado que le hizo cambiar de estrategia.





