La confianza en el presidente Donald Trump se erosiona y un 56% ahora reprueba sus acciones
Estados Unidos vive momentos cruciales para el futuro de su democracia, de lo que el presidente Donald Trump y sus republicanos parecen estar preocupados.
La confianza en el mandatario se erosiona y un 56% ahora reprueba sus acciones, convencido de que, con poderes expandidos por una corrupta Suprema Corte de Justicia, ya no parece tener el menor interés en cumplir promesas de campaña, proteger la libertad de expresión y derechos constitucionales de estadounidenses, como dijo este domingo al programa 60 Minutos, justificando el brutal arresto de mujeres y niños.
La casi inminente elección de dos gobernadoras demócratas este martes, Abigail Spanberger en el estado de Virginia, y Mikie Sherrill en New Jersey, así como legisladores y alcaldes en 100 de las más grandes ciudades todo el país, genera inquietud del gobierno en turno porque mostrará la tendencia rumbo a la elección intermedia de noviembre de 2026.
Para ganar la mayoría del Congreso, los demócratas sólo requieren de 10 a 12 asientos, 6 en la Cámara Baja y 4 o 6 del Senado, lo que marcaría el final del imperio del presidente Trump, cuya agenda sería bloqueada, enfrentando la amenaza de Juicio Político, por múltiples abusos de poder, corrupción y otros cargos, a menos que tome otras medidas, de las que ya se especula.
Cleta Mitchell, partícipe de la conspiración para revertir la elección de 2020, amenazó con que “Trump podría declarar una emergencia nacional., para tomar control de las elecciones nacionales”, sin tener autoridad constitucional para eso.
Ante protestas por fraude electoral maquinado por el gobierno, Trump podría invocar la vetusta Ley contra la Insurrección, de 1897, para desplazar más tropas a nivel nacional y declarar “estado de emergencia,” asegurando quizás el tercer término, que ha dicho buscaría, desafiando a la Constitución.
El periodista y escritor David Graham plantea ya un fantasioso escenario en que republicanos asegurarían la mayoría del Senado, mientras esperan resultados de la Cámara Baja en una elección matizada de presencia de agentes fronterizos y militares para intimidar, un diluvio de desinformación a través de redes sociales y el despliegue del Departamento de Justicia, FBI y otras instituciones que “denunciarían supuestos el voto de indocumentados” acusando a los demócratas de traición.
Luego, el presidente declararía la emergencia, instruyendo al Departamento de Justicia a exigir las maquinas de votación a los condados “para su revisión,” y luego vendría un veredicto final, favorable a los republicanos, que -ante eventuales protestas demócratas- facilitaría la intervención militar.
Analistas consideran que aún fracturado y con popularidad inferior al 30%, el partido demócrata, que 7 de cada 10 estadounidenses considera “esta fuera de sintonía,” podría surgir al final como alternativa, a una cada vez más rechazada administración Trump, cuyo autoritarismo, abuso de poder, corrupción, uso de instituciones del gobierno para perseguir detractores e incumplimiento de promesas como bajar los precios, controlar la inflación, generar empleos o difundir los archivos de Epstein, pierde terreno, según las más recientes encuestas.
Aunque hay división sobre su política migratoria, los encuestados consideran que el presidente Trump “ha ido muy lejos” en la búsqueda de mayor control presidencial, dominando a las ramas legislativa y judicial, incapaces de frenar su desplazamiento de tropas a estados gobernados por demócratas.

Entre las medidas de la administración Trump, que llevan a pesar en ese escenario, está la mentalidad de búnker con la que Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interna, se mudó a una casa del Servicio de Guardacostas, en Anacostia, MD, a Marco Rubio, secretario de Estado y Pete Heghseth, secretario de Defensa, a Fuerte McNair, a Stephen Miller, el más influyente asesor de Trump y arquitecto de sus políticas anti inmigrante y policíacas y otros, a mudarse -con sus familias- a la “línea de los generales, en bases militares “por preocupaciones de seguridad en relación a “manifestaciones y amenazas externas,” de acuerdo a información difundida por The Atlantic.
Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia, también habría solicitado una casa en instalaciones militares.

Otro elemento importante que inspira esas especulaciones, es la inusitada creación de una “Fuerza Militar de Reacción Rápida,” de 23,500 militares para enviarse a los 50 estados y 3 territorios de Estados Unidos, compuestas por 200 soldados, equipados con chalecos, transporte terrestre y aéreo, comunicaciones, equipos de protección y cascos anti balas, fusiles, pistolas de balas de goma y entrenamiento militar, disponibles 24/7, que podrían desplazarse en 8 horas, para control de multitudes, que puedan reprimir y apagar manifestaciones que consideren, son un “peligro para la seguridad pública.”
El memorandum para la creación y equipamiento de estas unidades, con elementos con preparación para ataques terroristas e incidentes nucleares, firmado por el Gen. Ronald Burkett, director de Operaciones del Pentágono, el 8 de octubre, fue obtenido y difundido por el diario británico The Guardian.

Ahora mismo, Trump enfrenta reclamos por la arbitraria destrucción de paralización del gobierno, que llega ya a 34 días, el más largo de la historia, solo comparable al que provocó en su primer término, en detrimento de millones de burócratas, que continúan sin salario y con la incertidumbre y temor de ser despedidos.
61% de votantes considera que Trump no está manejando adecuadamente la crisis del presupuesto, que 50% de encuestados, de los que 30% considera ya una crisis.
Cuestionados por quien votarían, 46% de entrevistados dijeron que “regresarían a votar por sus candidatos demócratas, 44% con los republicanos y 9% que no votaría.
La tasa de aprobación, de Trump es de 41%, la más baja desde enero de 2021, contra 59% que lo desaprueba y por primera vez, enfrenta oposición bipartidista en el Senado, por su política de tarifas globales, que causan cuantiosas pérdidas económicas a productores agrícolas, empresas, desestabilizan mercados financieros del mundo y generan tensión con naciones aliadas, al amparo de falsas emergencias, rechazadas por 51 vs 47 senadores republicanos y demócratas, que también exigen ver las órdenes de ataque contra embarcaciones de Venezuela, que han cobrado mas de 64 muertes.
Si en 2021 el presidente Trump se negó a abandonar la Casa Blanca, sin la fuerza y poder absoluto que tiene hoy, analistas consideran que ante la eventual pérdida de mayoría del Congreso, el mandatario recurriría a decretar un estado de emergencia.
El mandatario cuenta con el 86% de apoyo republicano, contra un rechazo del 95% de demócratas y 60% de votantes independientes, de acuerdo a la más reciente encuesta del diario Washington Post, ABC News e IPSOS, por su mal manejo de la economía, inmigración, crimen, conflictos en Medio Oriente y Ucrania, que dijo “resolvería en menos de 24 horas”.
64% de entrevistados, se opone a la expansión del poder ejecutivo, bajo la que Trump ha despedido a todos los Contralores Generales de oficinas del gabinete, que impedían abuso, corrupción malversación de fondos, despidos masivos de burócratas de carrera, en el gobierno federal, violando reglas y acuerdos de protección laborales contra lo que han fallado Magistrados Federales, lo que Trump ignora, argumentando que se trata de ”jueces activistas radicales de izquierda impuestos por los expresidentes Barack Obama y Joe Biden”.





