Arturo Zaldívar fue un ministro muy proactivo que terminó como una anécdota más del poder de López Obrador, la nota es el nombre de quién suceda al ministro en proceso de retiro
Arturo Zaldívar es sólo un fly de sacrificio, lo importante es conocer a quién tenía tanto interés el presidente Andrés Manuel López Obrador de dejar como integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) durante los próximos 15 años.
El ministro en proceso de retiro había renunciado hace ya tiempo a su independencia. Será difícil olvidar cómo Zaldívar Lelo de Larrea, todavía como presidente de la Corte, operó para truquear una votación que validó una ley secundaria del sector eléctrico que viola el texto constitucional.
Desde la presidencia se operó un intento de reelección de Zaldívar que se hizo con tal torpeza que no quedó más remedio que abandonar el plan.
Lo que ahora haga el ministro renunciante no tiene trascendencia, porque tiene un impedimento legal para ocupar una gran cantidad de puestos y porque carga una losa moral que lo ubica como sumiso al poder presidencial.
Arturo Zaldívar debió quedarse en su cargo como ministro de la SCJN hasta noviembre del 2024, un año más que, de acuerdo con la propia Constitución, era irrenunciable, salvo por una justificación grave que claramente no existe.
Pero, en noviembre del próximo año López Obrador ya no será Presidente de México y algo estará viendo en las expectativas de triunfo de su partido político en las elecciones del 2024 o hasta en el comportamiento de su propia corcholata que prefirió ordenar este sacrificio.
La foto con Sheinbaum y hasta la fecha de la captura de esa imagen son parte de esa maestría en propaganda del régimen, lo que hay es la urgencia de entrar en el proceso de selección del sustituto de Zaldívar.
Claro que López Obrador aceptó de inmediato una renuncia que él ordenó y de inmediato mandó un oficio al Senado de la República para que den trámite a su voluntad. Seguro que sus subordinados en esa cámara legislativa ya recibieron la ruta crítica para que se obtenga el resultado que quiere el Presidente.
Y está fácil, porque ya lo aplicó antes. Dos ternas fallidas y una designación directa y final del propio López Obrador, lo único que corre en contra para que se cumpla con su voluntad es el tiempo.
Pero, de esta manera, con el sacrificio de un personaje que se volvió menor como Zaldívar, lo que gana López Obrador es la oportunidad de tener una pieza suya incrustada en el Poder Judicial hasta el 2039.
Así, no se arriesga a que quien resulte ganador de las elecciones presidenciales tenga acceso a esa nominación.
Si se concreta la expectativa de muchos de que López Obrador siga operando desde su rancho en Chiapas durante el siguiente gobierno, podría cumplir con su sueño de controlar la Corte dentro de cuatro años, que es el tiempo extra que necesita para tener los suficientes nombramientos de incondicionales.
Pero si alguien descubre que la presidencia es poder y pone al en ese momento ex presidente en su lugar, López Obrador podría no tener la posibilidad de designarlos.
Arturo Zaldívar fue un ministro muy proactivo que terminó como una anécdota más del poder de López Obrador, la nota es el nombre de quién suceda al ministro en proceso de retiro.