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Entre AMLO y los empresarios la relación sigue siendo muy complicada, pero la IP no quiere ni puede avanzar hacia una confrontación con el presidente. Por eso apuesta por un segundo año de Carlos Salazar al frente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), organismo que agrupa a los siete principales organismos de empresarios de México.

La decisión fue tomada la semana pasada. Es normal que el presidente del CCE ocupe el cargo por dos años, pero había versiones de que podría haber cambios. Quienes alimentaban esta hipótesis la explicaban así: la buena relación de Salazar con el presidente y su actitud de conciliación no ha sido fructífera para el sector privado. Como ejemplo están las decisiones en materia energética, la hostilidad de la 4T hacia la industria farmacéutica y la propuesta de etiquetados en alimentos.

La cosa pudo haber sido peor, si Carlos Salazar se hubiera confrontado con AMLO, valoró la cúpula del sector empresarial al decidir por la continuidad. La intervención del exdirectivo de FEMSA fue clave para lograr un acuerdo en la crisis de los gasoductos con la CFE y también para moderar la iniciativa para combatir la evasión fiscal. Su acceso al presidente fue también crucial para concretar el plan de infraestructura.

¿Por qué los rumores y las dudas en torno a la permanencia de Salazar? En primer lugar está la grilla entre los mismos empresarios. Algunos no están de acuerdo con lo que representa el dirigente del CCE y hacen su lucha para mover el barco. Ojo, no me refiero a Gustavo de Hoyos. El presidente de la Coparmex se ha destacado por su activismo crítico hacia el presidente López Obrador y la 4T, pero no está confrontado con Salazar. De Hoyos participa en la mesa del CCE y tiene una buena relación con el presidente del organismo cúpula. Entre los dos existe coordinación y una cierto juego de roles, donde uno representa el papel de policía rudo y el otro es el técnico.

Un año más de Carlos Salazar al frente del CCE no quiere decir que el 2020 será igual al 2019. En primer lugar porque el contexto no es el mismo. Los resultados no se están dando, ¿recuerdan cuando Salazar se comprometió con AMLO a lograr el 4% de crecimiento? Fue uno de sus primeros mensajes, luego de asumir la dirigencia. Podemos apostar a que no habrá otro discurso como ese.

Los empresarios están preocupados por el rumbo económico e insatisfechos con las respuestas que han recibido de los funcionarios de la 4T. “Nos oyen, igual o más que en el sexenio pasado, pero nos hacen mucho menos caso”, me explicaba un dirigente empresarial. La prueba de que los oyen está en las decenas de eventos en los que se sacan la foto juntos, el presidente y los empresarios. La evidencia de que no se sienten escuchados está en la caída de la inversión privada. La baja es de 4.8%, al tercer trimestre. El peor dato desde el 2009.

Veremos un CCE más exigente con la 4T, muy enfocado en combatir la inestabilidad de las reglas del juego y, quizá, más crítico con las decisiones del presidente y su equipo. ¿Crítico? Deberá hacerlo, porque no puede darse el lujo de perder la confianza de los empresarios que participan en las diferentes cámaras. Allí hay molestia con AMLO. Tendremos un CCE más activo en temas sociales y más preocupado por conectar con los trabajadores de sus propias empresas. En los próximos días tendremos varios momentos clave: la presentación del plan La Dimensión Social de las Empresas, por parte del CCE; el desenlace de la discusión del etiquetado de alimentos y el aterrizaje del plan de inversiones para el sector energético y la regulación de las comisiones bancarias. ¿Podrá Salazar mantener la concordia con AMLO sin abrir una grieta con esos empresarios que no se entienden con el presidente?