Te contamos todo lo que debes saber para recorrer Tahití y sus alrededores. Un viaje exótico de ensueño en la Polinesia Francesa
Palmeras, aguas cristalinas y kilómetros ininterrumpidos de playas de arenas blancas son las primeras imágenes que nos vienen a la cabeza al pensar en la Polinesia Francesa. Este archipiélago inserto en el Pacífico Sur mide 4 mil km2 y se compone de 118 islas; entre las cuales, Tahití destaca como la más grande y poblada.
Su capital, Papeete, es un lugar donde turistas y locales interactúan en los coloridos mercados llenos de frutas y flores exóticas. Además, es punto de partida obligado para cualquier viajero, pues es la única ciudad de la zona con un aeropuerto internacional.
Comienza la ruta: de Raiatea a Taha’a
Si bien Papeete es la primera parada, lo más conveniente para adentrarte en esta aventura es tomar un vuelo de la compañía local Air Tahiti y trasladarte hasta la isla de Raiatea, donde te embarcarás en un catamarán para comenzar la navegación.
Raiatea, que en idioma local significa “paraíso lejano” y “cielo de luz suave”, es conocida como el corazón de la cultura polinesia ya que, según cuenta la leyenda, de sus playas zarparon los antiguos polinesios para poblar Hawái por el norte y Nueva Zelanda hacia el sur.
En esta isla se ubican la mayoría de las bases náuticas y empresas de alquiler de yates. Uno de sus impresionantes paisajes es el Motu Mahaea, con hermosas playas soleadas, ideales para practicar deportes acuáticos, como stand up paddle, kayak, snorkeling.
Conoce las plantaciones de vainilla
Existe una parada en tierra firme que no te puedes perder. Puedes subirte a un todoterreno y adentrarte en la abundante vegetación para llegar a alguna de las muchas plantaciones familiares de vainilla que existen en Taha’a.
En la también conocida como “Isla de la Vainilla”, aprenderás de manos de sus propios dueños cómo se cultiva esta planta, cuáles son sus procesos de recolección y cómo es la elaboración de su extracto y de otros productos derivados, como jabones, aceites y velas.
Motu Tau Tau, hogar del jardín de corales
De regreso en el barco, navegarás bordeando la isla de Taha’a. Encontrarás preciosos islotes que resguardan grandes colonias de arrecifes de coral, habitadas por un sinnúmero de especies de peces de llamativos colores. Ponte la mascarilla de snorkel, las aletas y déjate llevar por la suave corriente a través de estos verdaderos minibosques submarinos.
Cultiva las perlas negras
Otro de los imperdibles atractivos de la isla de Taha’a es la visita a alguna de sus granjas de perlas. Sus colores van desde los grises verdosos, hasta los más espectaculares y brillantes negros. Es en estas granjas donde verás con tus propios ojos toda la cadena de trabajo que participa en la producción de una perla. Incluso, si tienes suerte, te dejarán ayudar en alguna de las tareas. Por supuesto, cada granja cuenta con una pequeña tienda en la que venden joyas y perlas en su estado natural.
Brincando de isla en isla
Lo ideal es navegar hacia Bora Bora, la Perla del Pacífico. En esta isla de 29 km2 se concentra la mayoría de los hoteles y resorts de lujo. De hecho, en la década de los ochenta, el hotel Bora Bora fue el primero en construir sobre pilotes estos clásicos búngalos que parecen flotar en las cristalinas aguas y que dan vida a la típica postal polinésica.
Acá te recomendamos desembarcar del catamarán para disfrutar del confort y el lujo en alguna de las instalaciones de los hoteles. Compañías como Intercontinental y Four Seasons han asentado sus servicios en esta isla: ofrecen a los viajeros todas las comodidades imaginables para disfrutar de este paraíso terrenal.
Nada con rayas y tiburones
Las tibias aguas de la laguna en la isla de Bora Bora son el hogar de una infinidad de especies marinas, entre las que destacan las mantarrayas, los tiburones de punta negra y los tiburones limón. Una de las obligadas experiencias es ir a visitarlos en su hábitat y nadar junto a ellos.
Como aventura familiar te recomendamos ir a uno de los tantos bancos de arena y aguas poco profundas. Ahí se agrupan decenas de mantarrayas y pequeños tiburones que esperan ser alimentados; a veces, incluso, tienen la confianza para dejarse acariciar cuidadosamente.
También existe la posibilidad de ponerte un snorkel o un tanque de oxígeno y salir de la laguna hacia mar abierto para llegar a un shark point apto solo para valientes. Allí nadarás junto a cientos de tiburones de punta negra y observarás en el fondo arenoso al gran y majestuoso tiburón limón descansando.
¡Considera la Polinesia Francesa para tu siguiente aventura!