
Para mí encontrarme con estos seres que han cambiado la historia, que han puesto ahí ese granito de arena para la evolución, es algo que llena mi espíritu y que me cuesta definir
AA llegó temprano a la cita, la tarde lluviosa no le permitió sentarse en la mesa de la terraza cosa que le disgustó. Le pidió al mesero una mesa cerca de la ventana enfrente estaba la Rue Agust Comte, la vista era espectacular.

Desde ahí se podía contemplar el jardan du Luxemburg y esto sacaba una sonrisa de su rostro. Se quitó el sombrero, pidió un chardonnay y saco su libreta. Apuntó sobre algunas cosas que vio en el camino hacia la pequeña cafetería, se detendría en algún momento de nuevo por ahí, ya que su mirada profunda transformaba en fotografías de inmediato, aquello que llamaba su atención y después seguramente regresaría con su cámara para tomar las escenas, para su enorme colección.
Al cinco para las seis entró una mujer pequeñita con un rostro regordete y entusiasta, de entreojos penetrantes. Vestía ropa oscura, me llamó la atención que estaba toda manchada y dejó una estela de un olor extraño que acompaña los productos químicos de quien se dedicaba a revelar fotografías. Se quitó los guantes y se dirigió a la mesa donde estaba yo.

“¿Eres Anna?”
“No” contesté sonriendo.
En eso Anna se levantó de la mesa de al lado y le dijo “Yo soy Anna, qué gusto conocerte Julia, estoy muy emocionada por este encuentro.” Se sentaron una frente a la otra.
El mesero que se había acercado, anotó un pastel de limón café y otra copa de vino y se retiró.
Durante los primeros minutos el encuentro fue increíble, Anna narraba con gran ilusión sobre su amistad con William Talbot inventor del calotipo y con gran meticulosidad contaba como este usaba un papel sensible a la luz recubierto con nitrato de plata que cuando se exponía a la luz, registraba luz y sombras.
“Tú has sido mi inspiración para tomar fotografías” le dijo Julia con gran emoción.
Para mí encontrarme con estos seres que han cambiado la historia, que han puesto ahí ese granito de arena para la evolución, es algo que llena mi espíritu y que me cuesta definir.
La emoción embulle desde adentro, siento que quiero salir a atropellar con mi impetuosidad, lo quiero saber todo. Pero esta vez me he colocado en este bello encuentro que surge de mi imaginación en la mesa de al lado. Soy un observador paciente que no va intervenir. Así que pido un té negro, una copa de vino tinto y un poco de queso con pan. Para estar a tono he tenido que recurrir como siempre a vestirme de época y el almidón del cuello comienza ha hacer sus estragos, el corsé me aprieta nuevamente y sigo preguntándome porque inventamos meternos en estas torturas que asfixian y dañan el cuerpo.
Alcancé a escuchar a Anna contestar una pregunta que le hizo su nueva amiga.
“Cuando el médico británico William H. Harvey publicó el Manual de Algas Británicas, me pareció que al libro le faltaba material visual. Este enumeraba y describía una serie de nuevos especímenes de algas, pero sin ilustraciones o dibujos que los acompañaran. Así que decidí crear una versión con cianotipos para plasmar las algas en imágenes en un papel de muy buena calidad y estuve haciendo muchas pruebas para exponer el papel. Así que así nació el primer libro de fototipos de la historia titulado Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions.”
Esta mujer es considerada la primera fotógrafa de la historia, perdida durante mucho tiempo en los libros ya que al firmarse como AA se pensó que era o hombre o un “Autor Anónimo”.
Uno mas de los cientos de casos a lo largo de la historia donde ser mujer es todo un laberinto de dificultades. Pero desde luego esto lo digo yo. En ningún momento la conversación de las mujeres tuvo una sola connotación de queja ni de denuncia. En todo momento las palabras que las envolvían estaban llenas de pasión por lo mismo.
De pronto Julia comenzó a narrar de su pasión por la fotografía y se enfrascó en la historia de cómo empezó su afición. “¿Sabes? yo empecé tarde, tenia 48 años.

Mi hija y mi yerno me regalaron una cámara, les pareció que podía divertirme con ella en freshwater donde vivo. Siempre he sido muy solitaria, a algunos incluso les he parecido una anciana aterradora, quizá ser bajita y achaparrada, quita la idea de gracia y belleza tradicional de las mujeres de mi familia, creo que solo comparto con ellas mi apasionada energía.
¿Sabes? Mi pasión son los rostros, en ellos se dibuja la línea de lo vivido, de lo aprendido pareciera que cada surco tiene historia, la mirada lleva un lenguaje de emociones que es imposible de esconder, no hay reto más grande para mi, que el de buscar el momento preciso para grabar la imagen.”
Al mencionar la palabra anciana tosí, me fue inevitable, yo soy de la misma edad que ella tiene, algo en mí se niega a describirme así. Desde luego que ya no soy una jovencita ¿pero anciana?
Continuaron hablando durante las siguientes dos horas, esta mirada de quienes viven a través del arte tiene una fuerza enraizada en la propuesta estética, donde lo importante es el concepto, la idea, se vuelve enfática y es imperante que la obra nos transmita algo, que exista una coherencia entre sus elementos para comunicar a través de ella.
Si algo dejaron estas dos mujeres fue un legado de emociones con improntas sobre el papel, basta ver las fotografías. En el caso de Julia los rostros, las expresiones y en el caso de Anna la belleza de la naturaleza impresa casi como si fuera un grabado. Cada fotografía es una combinación profunda de sus ideas y percepciones. Un puñado de imágenes de la realidad, que construyen un código visual coherente y trascendente.

Han dado las 10 de la noche, el pequeño café a comenzado a apagar las velas y a recoger las sillas, un pequeño mozalbete ha pasado con la escoba junto a mí, es símbolo inequívoco de que ya van a cerrar. Me acercan la cuenta, a mis vecinas también. Se colocan sus sombreros se dirigen a la calle se besan y se abrazan y yo las veo perderse calle abajo.

DZ
La historia es producto de mi atrevimiento, la mayor parte de los elementos los tome de su biografía.
Fuente: Wikipedia