Las calaveritas son poemas breves y llenos de humor con situaciones imaginarias y el encuentro de una persona con la muerte
Por: Luis Alberto Rodríguez
De día y de noche pulula
el ánima de Joaquín,
en el mundo virtual.
Cabalga omnipresente,
a todo galope,
lanzando tuitazos, feisbucazos
e instagrams.
No pueden ni podrán,
grita el alma en pena,
de Joaquín, a los cuatros vientos.
Chairos y dolidos gobernantes
arden de coraje porque
Joaquín está en todas partes.
Lo suyo, lo suyo es comunicar
hoy en el más allá.
En ultratumba resuena,
un dolido llanto.
Es la queja mañanera:
“Joaquín, ya deja
de hacer ruido,
o me espantas a la clientela”.
“Ya deja en paz
a las almas perdidas,
deja mi calma chicha,
en este mar de tranquilidad eterna”.