El tatuaje es una de las prácticas estéticas corporales más antiguas del mundo, y también una de las más polémicas
El tatuaje es una de las prácticas estéticas corporales más antiguas del mundo, y también una de las más polémicas.
Historiadores sostienen que la práctica era conocida en distintas civilizaciones, que utilizaban cada una distintas técnicas para marcar la piel.
Cuando una persona se realiza un tatuaje en el cuerpo, el organismo reacciona de distintas maneras, mismos que las personas que quieren tatuarse deben tomar en cuenta.
La dermis, que se encuentra por debajo de la epidermis, es perforada por la aguja, que entra justo a esa parte y forma una especie de canal, que es donde se queda la tinta para crear las figuras.
Si la aguja entrara en la parte externa, es decir, en la epidermis, la tinta se caería o se borraría rápidamente; mientras entra y sale, es capaz de perforar algunos nervios y vasos sanguíneos, lo cual provoca sangrado y dolor.
Aquí, ocho cosas que le suceden a la piel cuando alguien se tatúa:
La tinta se esparce
Aunque la piel encapsula la tinta, llega a filtrarse ligeramente con el paso del tiempo; lo cual eventualmente deformará el dibujo.
A pesar de que no es algo peligroso y esta extensión suele ser casi imperceptible, es capaz de generar daños como infecciones, irritación o picazón, especialmente en los días posteriores a la realización del tatuaje.
Es importante acudir con un médico si se tienen síntomas.
La piel encapsula la tinta
Cuando se introduce el pigmento en la epidermis, el organismo alista la primera línea de defensa en la piel para protegerlo de cuerpos externos; por lo que encapsula la tinta, de modo que se queda en un solo sitio.
Es por ello que la tinta no se expande y se queda solamente en un lugar, lo cual conserva la forma elegida.
Las células se “comen” el pigmento
Unas células llamadas macrófagos son las que se “comen” la tinta. Son minúsculas y se encargan de mantener sana a la piel, por lo que su función en los tatuajes es evitar la inflamación, comiéndose aquello que pueda provocar que la piel luzca hinchada.
Los macrófagos se comen la tinta paulatinamente, por lo que la pigmentación del tatuaje suele degradarse con el paso de los años.
Hay sangre después de la cicatrización
Como se ha explicado anteriormente, la aguja rompe algunos vasos sanguíneos, por lo que es normal que salga un poco de sangre; no obstante, aún después de la realización del tatuaje, es decir, durante la cicatrización, puede haber sangrado debido a que los vasos tardan en cerrar.
Los fibroblastos absorben la tinta
Otro tipo de células que absorben los pigmentos de la tinta son los fibroblastos; sin embargo, no se van de todo y se mantienen suspendidas en la epidermis hasta que pasan unos años.
Eventualmente, desaparecen gracias a la contaminación y el contacto con el exterior.
De esta manera, la figura del tatuaje se torna verde; sin embargo, en ocasiones esta despigmentación se da unos días después de la realización; lo cual amerita una visita al tatuador para atender este cambio.
Se liberan analgésicos naturales
Mientras la aguja penetra la piel y se libera adrenalina, las endorfinas también se liberan como un analgésico natural del cuerpo.
No obstante, los nervios, aunados con el estrés, el miedo y otros sentimiento, pueden generar una sensación de relajación y desesperación al mismo tiempo.
Liberación de adrenalina
Cuando la aguja penetra la piel, hay un “trauma”; lo cual significa que se altera el estado natural de una parte del cuerpo, en este caso de la piel.
En consecuencia, el organismo reacciona tratando de prevenir el dolor y el sufrimiento; por lo que el sistema nervioso simpático activa una respuesta al dolor, la cual provoca descargas de adrenalina, misma que ayuda al cuerpo a deshacerse del estrés.
Con información de Cultura Colectiva