
Ellos dejan un desafío: prueba escribir una pregunta al universo o elige una intención diaria. En este mundo de 2025, ¿qué harás tú para navegar el misterio?
En un 2025 donde Clara, de 32 años, lucha contra el vacío, un folleto titulado “El Encuentro en la Biblioteca del Tiempo” aparece en una librería polvorienta. Sus páginas, como un eco de su sueño, narran el diálogo entre Nostradamus y Vadim Zeland.
Inspirada, Clara prueba sus propuestas, busca rituales y medita. Cada noche escribe: “¿Qué me espera mañana?” y deja el papel en su ventana, sintiendo que el universo escucha. Al principio duda que funcione, pero va aprendiendo a soltar la loca idea de que puede controlarlo todo; cada pregunta alivia un poco su ansiedad, como si el cielo respondiera.
Cada mañana elige una intención: “Hoy ayudaré a mi comunidad”. Organiza grupos para plantar árboles nativos, aprendiendo sus nombres y cuidándolos bajo un cielo que, por primera vez, parece más azul. Un día al mes visita un lugar de acogida para migrantes, busca a algún amigo terapeuta y trata de aliviar el dolor emocional de aquellos a quienes, al partir, se les ha partido el alma. Ha comenzado un grupo de lectura y, sin darse cuenta, ahora forma parte de una comunidad. Al mirar más allá de sí misma, el vacío que la oprimía comienza a desvanecerse. Se siente sostenida por sus creencias y ha empezado a salir con alguien.
Nostradamus, cuyas profecías de 1555 aún se leen en 2025 para interpretar tormentas y crisis, ofrece reverencia al misterio. Zeland, con “Reality Transurfing”, popular desde 2003, enseña a actuar con ligereza, alineando mente y corazón. Pero Clara, filtrando sus ideas a través de Byung-Chul Han, se pregunta: ¿puede el misterio de Nostradamus sanar un mundo obsesionado con el estilo de vida que ha elegido? ¿Es la ligereza de Zeland una liberación o un espejismo? Han advierte que la sociedad de la transparencia, adicta a la productividad, no tolera lo que no puede explicar.
Clara imagina que el “Arte de Navegar el Misterio” se esparce en foros de internet, donde las personas comparten cómo combinar la contemplación de Nostradamus con la acción de Zeland, cómo sumar el conocimiento de tantos más. Lo que es de una riqueza invaluable es que en ese espacio todos se cuestionan: ¿es posible hallar propósito sin caer en la productividad tóxica? ¿Puede el hombre moderno, como Clara, reconciliar el vacío con el misterio, con la fe?
Clara no tiene todas las respuestas, pero al plantar un encino bajo el sol, siente que preguntar y actuar basta por ahora. En un último sueño, ve a Nostradamus, Zeland y Byung-Chul Han en la biblioteca, sonriendo, como si supieran que ella ha comenzado a navegar el misterio. Ellos dejan un desafío: prueba escribir una pregunta al universo o elige una intención diaria. En este mundo de 2025, ¿qué harás tú para navegar el misterio?
DZ