Las particulares condiciones de las cabinas de avión durante los vuelos modifican los efectos que causa el alcohol en las personas
Aunque el nivel de alcohol que llega a la sangre al beber no varía si se está en tierra o se viaja en avión, sus efectos sí presentan diferencias en este último caso.
Cuanta mayor altura tome un avión, la concentración de oxigeno será menor a pesar de la presurización de la cabina.
Con menor oxígeno en la sangre los efectos del alcohol serán más fuertes o se presentarán más rápido, en especial mareos y dolor de cabeza.
Las bajas condiciones de humedad durante un vuelo también juegan un papel importante en la característica diurética de las bebidas alcohólicas.
Al presentar los aviones menos del 20 por ciento de humedad, las personas podrían perder hasta dos litros de agua si beben, durante un vuelo de 10 horas.
Para aminorar los efectos, se recomienda tomar un vaso de agua por cada bebida alcohólica que se ingiera.
Cabe destacar que el ambiente de las cabinas de aviones pueden afectar los sentidos del gusto y olfato, provocando que el alcohol no sepa igual que como se recuerda.
Un dato curioso es que los viajeros no pueden tomar bebidas que no sean compradas durante el vuelo, sin importar si fueron adquiridas en el aeropuerto.
En caso de ‘pasarse de copas‘, los sobrecargos pueden prohibir al usuario seguir tomando, y si este tiene un vuelo con conexión, guardias de seguridad podrían impedirle abordar la nueva aeronave.
Con información de El Universal