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#LaPeorMamá. Yo no olvido el año viejo
Foto de Archivo

Léase lo siguiente con ganas de cantar: 

“Yo no olvido al año viejo

Que me ha dejado cosas muy buenas

Ay, yo no olvido al año viejo

Porque me ha dejado cosas muy buenas

Me dejó una chiva

Una burra negra

Una yegua blanca

Y una buena suegra…”

Crescencio Salcedo Monroy

¿Ya están cantando? Yo sí. Me encanta esa canción y se me pega por días enteros.

Normalmente, a mí el nuevo año me llega como cualquier otro día. Claro que hacemos fiesta en familia, festejamos, brindamos y comemos uvas, pero rara vez hago una reflexión profunda.  

Sí, ya sé, yo muy mal.  

Sin embargo, ahora fue diferente. No sé si es la belleza del número 2020 que se me hace super estético o si estoy en una etapa diferente de vida. El chiste es que tuve unos días de mucha reflexión las últimas semanas del año.  

Y así como Crescencio Salcedo hace un listado de lo que le dejó el año viejo, por más bizarra que esta sea, yo hice la mía.  

2019 para mí fue un gran año, dicen por ahí que años nones, años de dones. Aunque eso significaría que 2020 no será tan bueno. Ok, vamos a dejarlo así. El 2019 fue un gran año.  

Y no, no todo fue perfecto. No todo fue bueno. No vengo a presumir. Pero sí creo que en el balance general quedo en números muy positivos.

Lo que sí es que en general soy una persona a la que le gusta fijarse en lo bueno, así que de eso hablaré, lo malo, pues lo malo lo dejo para otro día.

Tampoco crean que haré una lista interminable de todas las cosas buenas que me sucedieron. Digamos que haré un resumen de lo más significativo y lo que quiero que permanezca.

Lo que no sé es qué orden seguir. Pero, pues, primero lo primero. En orden de aparición.  

En 2019 corrí, corrí y corrí. No, no hice un maratón ni nada, pero logré incorporar la carrera a mi vida como no había logrado hacerlo antes. Durante 2019 corrí 49 de las 52 semanas del año. No fue diario pero la peor semana corría un día.  

¿Cómo le hice? Inicié una serie de retos con amigas y luego conocidas en los cuales, si no cumplíamos con lo establecido en las reglas del reto había que pagar una lana por semana. Así que, si no encontraba motivación yo sola, sí la encontraba en no pagar ni un peso por floja.

Inicié corriendo 3 km 4 veces por semana (12 km a la semana) y terminé corriendo 20 km a la semana. Además mejoré mucho mis tiempos.

Arranqué corriendo 5 km en casi 40 minutos y para octubre que corrí los 15 km de una conocida marca de bebida para deportistas que inicia con G, corrí cada 5km en 30 minutos. Algo que para mí parecía completamente inalcanzable. Así que palomita ahí.

En 2019 me decidí a certificarme para poder impartir el curso PECES®️(Padres Eficaces con Entrenamiento Sistemático). Me lancé a la aventura pensando que tal vez sería algo que me iba a ayudar de forma personal, pues iba a complementar el curso que ya había tomado como mamá y que chance y me lanzaba a impartir el curso a otros papás.

El curso lo tomé en marzo. Y en cuanto lo tomé supe que quería hacerlo llegar a más gente. ¿Porque? Porque funciona, porque te cambia un montón de cosas en tu cabeza y genera un compromiso muy grande con uno mismo y con sus hijos y con las personas que nos rodean. 

Así que dije, voy a empezar a dar los cursos. Para mi muy buena fortuna, de mayo a diciembre impartí 11 cursos, llegando a más de 60 familias. Durante esos meses aprendí demasiadas cosas de las personas que tomaron el curso conmigo pero lo que se quedó conmigo fue ese enorme deseo de continuar con esa labor. Me enamoré de mi nuevo trabajo. 

2019 le trajo a #LaPeorMamá muchísimas cosas nuevas. Tele, radio, seguidores y mucha felicidad. El trabajo que empezó hace casi 5 años está dando frutos y no para; lo cual me hace inmensamente feliz. 

En 2019 decidí que ya no podía seguir con los hábitos alimenticios que tenía porque iba de mal en peor y el día que #miniplausi me dijo que estaba gorda decidí cambiar. Si, como la canción de la D´Alessio y cambié y me esforcé mucho porque ah como me gusta comer pero logré bajar más de 10 kg. Claro que en fin de año recuperé un par porque amo la comida navideña. Pero bueno logré lo que, según yo, era imposible.  

Y bueno, les prometí que no iba a hacer una lista interminable así que:  

Ahí están mi chiva, mi burra negra y mi yegua blanca. ¡Ah! Y si, tengo una muy buena suegra. No, no le estoy haciendo la barba. Bueno igual y si un poco.  

Gracias por leer.

Por Claudia García Reyes, #LaPeorMamá

Twitter: @La_peor_mama