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#LaPeorMamá Uno propone…
Foto de Archivo

Dicen por ahí que uno propone y Dios dispone. O que le cuentes tus planes para hacerlo reír.

Lo tengo dominado y no aprendo.

Cuando llevábamos un año viviendo en Querétaro, el señor de la casa y yo decidimos comprar una casa porque ya íbamos a vivir ahí para siempre. Ni siquiera nos habíamos mudado, cuando al hombre lo movieron de ciudad por trabajo.

Cuando todo marchaba sobre ruedas en la CDMX con chamaco, guardería y chamba, lo movieron de nuevo a Querétaro.

Ahora sí parecía algo duradero, así que cuando llegó #miniplausi, decidimos cambiarnos de casa y endeudarnos de nuevo. Un año nos duró el gusto y nos mandaron a tierras regias.

Pero yo no aprendo. De verdad que soy más terca que una mula.

“¿Qué vas a querer del día de las madres?” – me preguntaron.

Pensé en varias cosas, de verdad que sí. Pero mi respuesta fue:

“No quiero hacer nada. No quiero trabajar, no quiero hacer de comer. Quiero que entre ustedes tres se encarguen de todo. Que hagan desayuno, comida y cena. Limpien, barran, laven platos y el patio de la perra. No quiero trabajar”. 

Lo tenía todo perfectamente bien planeado. Estar en mi camita, echar la flojera. No mover un dedo. Y dejar que me apapacharan. Era mi día.

El sábado, antes de tan importante fecha (favor de leer de forma solemne), metí a lavar las sábanas y cuando la lavadora terminó vi un pequeño charco de agua que salía debajo de ella.

Ojalá no se vaya a descomponer esta madre”, pensé mientras limpiaba. Tres veces más tuve que secar porque seguía habiendo un charquito.

Pero así me fui a dormir, saboreando todo lo que no iba a hacer el día de las madres.

Y sí. Dios decidió reírse de mi una vez más. Y sí no creen en Dios, pues el karma, destino o que se yo.

Abrí el ojo como a eso de las 7 de la mañana y pensé “aun es muy temprano, merezco dormir más”. Así que me dormí de nuevo. Me dieron casi las 9.

Mis hijos me cantaron las mañanitas, me entregaron los regalos que hicieron durante la semana en sus clases virtuales y me abrazaron y dieron muchos besos.

En eso me dice el señor de la casa muy amoroso:

“Amorcito. Nos inundamos. El agua llegó hasta la sala. Pero no te preocupes. Ya limpié”.

Por supuesto que ya no me pude seguir acostada, sin hacer nada como lo tenía que pensado. Me levanté para ver que estaba pasando. Solo podía pensar “¿qué voy a hacer sin lavadora?”. Estaba segura de que se había descompuesto.

Bajé y seguía saliendo agua por abajo.

“Vamos a abrirla. Debe haber una manguera suelta o algo”.

Así que en mi modo ‘tool man’ y con ayuda de un video, encontré la lavadora seca por dentro. Lo cual estaba raro porque seguía saliendo agua. Y, en lo que alcanzaba a ver, todo estaba bien conectado. Por supuesto que para nada me animé a desarmar nada. Luego ¿qué tal que me sobraban piezas o algo así?

Total, desconectamos mangueras y pensamos que con eso quedaría listo. Así que nos dispusimos a desayunar.

“Mañana llamo para que vengan a revisar la lavadora”. – Me estresaba pensar que alguien tendría que entrar a mi casa a hacerlo pero no podía estar sin lavadora. Seguíamos pensando que algo estaba mal con ella.

Cuando terminamos de desayunar. Charco otra vez.

“No puede ser, ya no están conectadas las mangueras, no hay de donde salga tanta agua”.

“Seguro hay una fuga en el piso”. – Me dijo mi papá cuando le conté.

Pero del piso no salía agua.

De pronto, me asomo y veo que el agua salía de la unión de la pared y el piso. Que sabio es mi padre.

Me fui al cuarto de servicio, que está justo atrás de la pared de la lavadora pero el piso estaba seco. De pronto volteo y ¿cuál va siendo mi sorpresa? La pared empapada, tremenda mancha de agua.

“¡Hay una fuga!” – grité.

Así que cerramos la llave de la entrada de agua y el agua paró.

Tenía yo, la lavadora de platos llena de platos sucios, los cuales tuve que lavar a contra reloj para poder volver a cerrar el agua. Más trabajo, cuando no iba a hacer nada.

Nos quedamos sin agua todo el día porque el plomero que quedó muy formal de llegar ese mismo día, no pudo llegar. Y yo desesperada porque no podíamos ni ir al baño, porque si abríamos el agua empezaba a salir por la pared.

En algún momento, tomamos la decisión de abrir el agua y bañarnos todos super rápido y yo aproveché para poner una lavadora porque no sabía hasta cuando arreglarían la fuga y la ropa ya se nos estaba terminando. En buen momento decidí hacer limpia de ropa y quedarme con tan poquitos calzones.

Así que, más chamba de poner lavadora y secadora, y limpiar el agua que se salió.

Eso sí, no cociné. Y aproveché la tarde para ver un concierto de Alejandro Fernández my love y terminar de armar el rompecabezas en turno con ayuda del señor de la casa y una copita de vino. Una tarde muy tranquila y aprovechada, la verdad.

Me fui a dormir con la preocupación de que iban a tener que romper pared y el desastre que iba a ocasionar lo de la fuga, pero muy feliz de que mi lavadora no tenía ningún problema. Algo positivo tenía que haber.

Así que, no, mi día de las madres no fue como lo planeé, pero casi nunca nada sale como lo planeo.

A ver sí ya aprendo a no planear tanto.

Gracias por leer

Por Claudia García Reyes

#LaPeorMamá 

Twitter: @la_peor_mama