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#LaPeorMamá ¿Reto o educación?
Foto de Archivo

Semana de la amabilidad en la escuela de los niños. “Kindness Week”. Existe, y es parte de un movimiento internacional llamado “The Great Kindness Challenge”.

Durante la semana los niños van vestidos de diferente forma como con la playera de su equipo favorito, o de super héroes, con peinados o sombreros locos, con colores neón, etc.

Entre maestros y padres de familia coordinan la realización de diferentes actividades dentro de la escuela que los niños van apuntando en una lista que se les entrega al inicio para ir sumando actos de amabilidad.

En casa, las familias cuentan también con una lista de actividades a realizar que van marcando y sumando.

Al final de la semana, se suman todos los actos de amabilidad realizados por la comunidad escolar para ver si se alcanza el número establecido. Este año nos toca romper la marca de los 54 mil 969 actos de amabilidad realizados el año pasado.

La verdad es una semana divertida y muy diferente para los niños. Y hacen muchas cosas que normalmente no hacen, tanto en la escuela como en casa.

Sin embargo, y de verdad que no tengo nada ni contra el movimiento ni contra la escuela, me parece que hay “retos” que no deberían de serlo.

  • Sonríe a 25 personas.
  • Haz una tarea doméstica que te pidan.
  • Cede el paso a alguien al manejar.
  • Mantén la puerta abierta para alguien.
  • Da las gracias al cajero del super.
  • Di buenos días a 5 personas.
  • Haz un favor a alguien.

Estas cosas no deberían ser consideradas para este reto. Estas cosas, claro que son actos de amabilidad, pero son actos básicos de respeto, del día a día. Estas cosas son parte de ser educados y ya.

Para mí, el tratar el dar gracias como algo especial lo vuelve algo que no se hace todos los días, sino solamente cuando lo cuentan para algo. Y el dar gracias debería de ser parte de nosotros al igual que el ‘por favor’. ¿Qué no son las palabras mágicas?

El año pasado que se llevó a cabo este ejercicio, salí a correr y decidí darle los buenos días a todo el que se cruzara en mi camino. Corrí 10 km ese día, saludé a más de 40 personas, de las cuales únicamente 6 me devolvieron los buenos días.

Ese día lo hice muy consiente pero constantemente me topo con personas que no devuelven el saludo ni siquiera estando en un lugar confinado como un elevador. O incluso cuando te conocen no te devuelven el saludo. Ya no digamos sonreírle a alguien, te ven con cara de loco.

Este ejercicio de saludar a quien me topo y contar quien me devuelve el saludo lo sigo haciendo de vez en cuando. Saludar lo hago siempre, pero no siempre cuento, porque cuando sí lo hago termino sumamente triste por el resultado.

¿Por qué será que tomamos como algo especial hacer una tarea doméstica? Ayudar en casa es algo del día a día. Tender la cama, lavar los platos, poner la ropa sucia en su lugar, etc. Son tareas que cada uno tiene que cumplir porque así nos corresponde, no porque diga que me suma un puntito más.

Ceder el paso a alguien al manejar. Ni siquiera se por donde empezar. De nuevo, algo básico. Respeto y consideración. Aunque claro, me pongo a pensar que cada vez que uno pone la direccional te avientan el coche para que no pases.

¿A dónde voy con todo esto?

En verdad me aterra que tomemos como algo especial que nuestros hijos saluden o hagan favores o que le abran la puerta a alguien.

Me mortifica que no haya empatía con las personas. Y me entristece mucho que tengamos que poner en una lista como tarea que cumplir darle las gracias al cajero del super.

Se que hay muchas personas que son muy educadas y atentas, y que son amables en el día a día. Y se los agradezco de corazón porque me siento feliz cuando me topo con alguna que me devuelve el saludo.

Repito, no tengo nada contra el movimiento que seguimos en la escuela, promueve muchas otras cosas que deberíamos hacer más seguido como ir a un asilo, o llevarle de comer a algún policía u hornearle galletas a los vecinos, entre muchas otras. Digo, la lista es de 50 puntos diferentes.

En fin, creo que más que otra cosa esto fue un desahogo y un llamado a los papás y mamás tanto a ser amables, como a enseñarle a nuestros niños a ser amables. Seamos respetuosos y empáticos porque si, porque da satisfacción y felicidad y no porque tenemos que cumplir con una tarea.

Gracias por leer

#LaPeorMamá

Por Claudia María García Reyes Herrera

(@la_peor_mama)